«Soy parte de aquellos que sueñan que un día los seres humanos vamos a cambiar el modelo económico de muerte para darnos paso en construir un modelo económico que garantice la vida”. Dijo Francia Márquez, ganadora del premio «Nobel de medioambiente» 2018, otorgado por la Fundación Goldam. Buscando conmover a quienes quieran oírle, insistió que el territorio y su cultura afro, no fue un regalo que cayó del cielo. “Le costó a  nuestros mayores muchos años de trajo y sufrimiento en las minas y las haciendas esclavistas (desde 1936)”.

Francia, la lideresa afrodescendiente colombiana, que no le tiene miedo a los poderosos en Colombia y que sabe en el nombre del desarrollo se envenenan los ríos de su país con mercurio y cianuro, reiteró que “la dignidad no tiene precio”.

Con la valentía y amor a su comunidad que la caracteriza, expresó “Que resistir no es aguantar” y que “amar y valorar al territorio como espacio de vida, a luchar por este, incluso poniendo en riesgo la propia vida”, es parte de los valores que les inculcaron sus antepasados.

Francia, una abogada que estudió derecho para defender a su comunidad y madre soltera de dos hijos, siente que es parte de un proceso de lucha contra la minería ilegal de oro de Colombia y de la preservación del medioambiente en el departamento del Cauca. Lucha que le ha merecido formar parte de una lista de 80 líderes afrocolombianos hoy amenazados. Viviendo bajo un esquema de seguridad que la protege a ella y a sus dos hijos adolescentes. Un esquema, que han querido quitarle en varias ocasiones pero que milagrosamente aún conserva.

Con su lucha, Francia Márquez, logró inspirar y movilizar a las mujeres negras del norte del departamento para presionar al Gobierno con el fin de detener la extracción de oro en la región. Tocó las puertas del Alto Comisionado de Naciones Unidas en Colombia, marchó durante diez días y 350 kilómetros rumbo a Bogotá. En la capital, acampó durante 22 días frente al Congreso acompañada por su comunidad, insistiendo en que las autoridades sacaran del territorio a las decenas de retroexcavadoras con las que se sacaban minerales. Logrando el cese de estas actividades.

“Cada movimiento a favor del ambiente, cada consulta popular que se gana en el país y cada vez que la Corte Constitucional falla a favor de las comunidades me llena de fuerzas. Para mí es una felicidad muy grande y siento que a pesar de que nos maten, nos desplacen y nos asedien vinculándonos con actores armados hay que seguir la lucha”, afirma Francia Márquez Mina.

El éxito de Francia Márquez en el corregimiento de La Toma en el Cauca “ha sido un poderoso ejemplo para otros en la región, inspirando a los residentes a resistir la minería ilegal en sus comunidades”, señala el comunicado de prensa del premio ambiental Goldman. “Ella superó el sexismo, el racismo y la corrupción para liderar la lucha de La Toma y ahora busca representar a la comunidad afrocolombiana y la administración de sus tierras ancestrales”, algunas de las razones por la cuales le otorgaron el reconocimiento.

“Soy parte de la lucha contra el racismo estructural soy parte de quienes luchan para seguir pariendo la libertad y la justicia. De aquellas mujeres que usan el amor maternal para cuidar su territorio como espacio de vida. De quienes alzan la voz para parar la destrucción de los ríos de los bosques y los páramos”, manifestó la lideresa, durante su discurso de entrega del premio Goldman.

“El premio es un reconocimiento no a Francia Márquez, si no, a todas los que resisten por defender el medio ambiente y la vida”. Queriendo tocar con su voz a la lideresa hondureña asesinada, agradeció a Bertha Cáceres “que nos sigue acompañando” y pidió ¡libertad para los líderes y lideresas que hoy están siendo judicializados en Colombia”.

Finalmente hizo un llamado planetario para cuidar la casa común “Ustedes pueden quedarse tranquilos y pensar que nada está sucediendo mientras el planeta, la casa común se destruye o podemos juntarnos para realizar acciones que frene el cambio climático».