Mediante un comunicado público, la Red Iglesias y Minería expresa su saludo y hace suyo el “Instrumentum Laboris” que servirá de base para los debates y reflexiones del próximo Sínodo de Obispos de la Región Amazónica. Este importante documento, afirma el comunicado, “además de reconocer el invalorable aporte de los pueblos amazónicos en el cuidado, preservación y defensa de la madre naturaleza, destaca el rol de dicha región para el conjunto de la humanidad”

El Sínodo de la Amazonía es una verdadera esperanza para las comunidades afectadas por el extractivismo, destacan los miembros de la Red. Indican también que este Instrumento de Trabajo ha sabido escuchar y recoger los gritos de los pueblos amazónicos y los gritos de la naturaleza; así como las propuestas para pensar no sólo en nuevas formas de evangelización sino también en nuevas formas de desarrollo económico de la región.

“Consideramos que el Sínodo de la Amazonía, será un espacio privilegiado de la iglesia, para plantear acciones relacionadas a la defensa de la vida, particularmente frente a las estrategias de las grandes empresas extractivistas que han puesto sus ojos y su maquinaria de destrucción, justamente en las tierras amazónicas”.

La Red Iglesias y Minería, hace un llamado, a todas las organizaciones cristianas y a las entidades fraternas de región amazónica, a seguir trabajando y discutiendo este documento preparatorio del Sínodo, y a seguir uniendo esfuerzos con las comunidades y pueblos amazónicos para disminuir o acabar con los grandes dolores que los afectan y a promover una verdadera conversión ecológica integral.

Finalmente, se comprometen, desde su espíritu ecuménico, a ser constructores de nuevas formas de convivencia y de evangelización. “Nos sumamos al llamado a lograr iglesias participativas, acogedoras, creativas, armoniosas y valientes”:

 Sínodo de la Amazonía:

 Una esperanza para las comunidades afectadas por el extractivismo

Luego de una valiosa etapa de escucha a las comunidades amazónicas, en la que nuestra Red Iglesias y Minería, conjuntamente con la REPAM y otras entidades, se acercó a los grupos más afectados por la minería, escuchando y recogiendo sus gritos por la dignidad y la vida; constatamos que el instrumento de trabajo para el Sínodo Panamazónico, ha logrado recoger las voces de éstas y de muchas otras comunidades, así como los aportes para debatir y analizar los proyectos políticos y económicos extractivistas que actualmente imperan en la región.

La Red Iglesias y Minería saluda y hace suyo este “Instrumentum Laboris” que servirá de base para el Sínodo de Obispos de la Región Amazónica. Este importante documento, además de reconocer el invalorable aporte de los pueblos amazónicos en el cuidado, preservación y defensa de la madre naturaleza, destaca el rol de dicha región para el conjunto de la humanidad:

“Conforme las consultas realizadas, los clamores amazónicos reflejan tres grandes causas de dolor: (a) la falta de reconocimiento, demarcación y titulación de los territorios de los indígenas que son parte integral de sus vidas; (b) la invasión de los grandes proyectos llamados de “desarrollo”, pero que en realidad destruyen territorios y pueblos (Ej.: hidroeléctricas, minería – legal e ilegal -, asociada a los garimpeiros ilegales [mineros informales que extraen el oro], hidrovías -que amenazan los principales afluentes del Río Amazonas-, actividades hidrocarburíferas, actividades pecuarias, deforestación, monocultivo, agroindustria y grilagem [apropiación de tierras valiéndose de documentación falsa]  de tierra). Muchos de estos proyectos destructivos en nombre del progreso son apoyados por los gobiernos locales, nacionales y extranjeros; y (c) la contaminación de sus ríos, de su aire, de sus suelos, de sus bosques y el deterioro de su calidad de vida, culturas y espiritualidades. Por ello “hoy no podemos dejar de reconocer que un verdadero planteo ecológico se convierte siempre en un planteo social, que debe integrar la justicia en las discusiones sobre el ambiente, para escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres” (LS 49). Esto es lo que el papa Francisco llama ecología integral. (IL #46)

Consideramos que el Sínodo de la Amazonía, será un espacio privilegiado de la iglesia, para plantear acciones relacionadas a la defensa de la vida, particularmente frente a las estrategias de las grandes empresas extractivistas que han puesto sus ojos y su maquinaria de destrucción, justamente en las tierras amazónicas:

“…Según las comunidades participantes de esta escucha sinodal, la amenaza a la vida proviene de intereses económicos y políticos de los sectores dominantes de la sociedad actual, en especial de empresas extractivas, muchas veces en convivencia, o con la permisividad de los gobiernos locales, nacionales y autoridades tradicionales (de los mismos indígenas). Como afirma el papa Francisco, quienes persiguen tales intereses parecieran estar desconectados o ser indiferentes a los gritos de los pobres y de la tierra (cf. LS 49, 91)”. (IL #14)

Tomando en cuenta que actualmente el mundo está a la puerta de una verdadera catástrofe ambiental, estamos convencidos que las propuestas y acuerdos del Sínodo Panamazónico, no serán solamente una luz para las personas de fe, sino para el conjunto de la humanidad. Esta crisis ambiental, nos exige actuar con urgencia. El instrumento de trabajo del Sínodo, así nos lo hace ver:

“En la actualidad, el cambio climático y el aumento de la intervención humana (deforestación, incendios y cambios en el uso de suelo) están conduciendo la Amazonía hacia un punto de no retorno, con altas tasas de deforestación, desplazamiento forzado de la población, y contaminación, poniendo en riesgo sus ecosistemas y ejerciendo presión sobre las culturas locales. Umbrales de 4oC de calentamiento o una deforestación del 40% son “puntos de inflexión” del bioma amazónico hacia la desertificación, lo cual significa una transición a un nuevo estado biológico generalmente irreversible. Y es preocupante que hoy en día estamos ya entre el 15 y el 20 % de deforestación” (IL #16)

Proponemos que el Sínodo de los obispos de la Amazonía, así como planteará nuevas estrategias para la labor de la Iglesia Católica en dicha región, aporte también luces para las alternativas al actual modelo económico depredador. Teniendo muy en cuenta que el papa Francisco nos plantea la necesidad de una nueva mirada que abra caminos de diálogo que nos ayuden a salir de la senda de la autodestrucción del actual modelo económico que tiene en el mercado y el dinero a sus nuevos dioses.

Somos consciente que este accionar profético y evangélico, nos exigirá, como personas e instituciones de fe, enfrentar muchas resistencias de parte de este sistema que domina el mundo:

“Los intereses económicos y un paradigma tecnocrático repelen toda tentativa de cambio. Sus partidarios están dispuestos a imponerse por la fuerza, transgrediendo derechos fundamentales de las poblaciones en el territorio, y las normas para la sustentabilidad y preservación de la Amazonía. En esos casos las posibilidades de diálogo y encuentro son muy reducidas hasta desaparecer en algunas situaciones. ¿Cómo reaccionar frente a ello? Por una parte, será necesario indignarse, no de modo violento, pero sí de modo firme y profético. Es la indignación de Jesús contra los fariseos (cf. Mc 3,5; Mt 23) o contra el mismo Pedro (Mt 16,23), lo que Tomás de Aquino llamaba “santa indignación”, provocada por las injusticias,[16] o asociada a promesas incumplidas o traiciones de todo tipo”. (IL #41)

Hacemos un llamado, a los miembros de la Red Iglesias y Minería, y a las entidades fraternas con las que estamos trabajando en la región amazónica, a seguir trabajando y discutiendo este documento preparatorio del Sínodo, y a seguir uniendo esfuerzos con las comunidades y pueblos amazónicos para disminuir o acabar con los grandes dolores que los afectan y a promover una verdadera conversión hacia una ecología integral.

Finalmente, junto a obispos, laicas, laicos, religiosas, religiosos y demás agentes pastorales nos comprometemos a ser constructores de nuevas formas de convivencia y de evangelización. Nos sumamos al llamado a lograr iglesias participativas, acogedoras, creativas, armoniosas y valientes:

“La realidad de las iglesias locales necesita de una Iglesia participativa, que se haga presente en la vida social, política, económica, cultural y ecológica de sus habitantes; de una Iglesia acogedora de la diversidad cultural, social y ecológica para poder servir sin discriminación de personas o de colectivos; de una Iglesia creativa, que pueda acompañar en la construcción de nuevas respuestas a necesidades urgentes con su pueblo; y de una Iglesia armoniosa, que fomente los valores de la paz, misericordia y la comunión”. (IL #112)

Latinoamérica, 19/06/2019