La Red Eclesial Panamazónica (REPAM), plataforma católica en la que participa también la red Iglesias y Minería, denuncia enérgicamente “el desalojo de los pobladores, indígenas y campesinos, de la comunidad Nankints en favor de los intereses de la empresa minera china Ecuacorrientes S.A.”, en la Amazonía ecuatoriana.
En comunicado público, la REPAM indica que la vocación por el desarrollo social del Ecuador, “no puede limitarse a seguir extrayendo los recursos naturales en los espacios más frágiles y vulnerables, porque la pobreza que se quiere combatir momentáneamente llegará igualmente y de manera más dramática para esos territorios en el mediano plazo luego de que se agoten dichos recursos, y cuando su hábitat esté afectado de forma irreversible”.
Para la Red Eclesial Panamazónica es fundamental encontrar salidas más adecuadas que no impliquen ruptura, violencia o vulneración de los derechos humanos de los moradores de los territorios, especialmente de las comunidades ancestrales.
Hacemos un llamado urgente, indica la REPAM, “al respeto de los derechos (sobre todo al de consulta previa, libre e informada para los pobladores), al diálogo sensato, al cese urgente y no repetición de un estado de excepción que favorece un contexto de mayor confrontación y violencia, y a privilegiar los intereses de las comunidades que han habitado en esos territorios por encima de los intereses extractivos externos”.
El comunicado señala también que se lamenta profundamente la muerte de un efectivo de la policía, y que este hecho sea debidamente atendido y solventado, “pero sin provocar una injusta generalización de parte de las instancias del gobierno y una criminalización de dirigentes y comunidades locales. Pedimos que se aclare la situación de los líderes que han sido procesados, o que están en detención, y se asegure el pleno respeto de sus derechos para que adquieran su libertad”.
Finaliza el comunicado de REPAM indicando que “necesitamos que se respete el derecho a disentir que conduzca a la construcción de caminos dialogados, para evitar caer en posturas unívocas de cualquiera de las partes implicadas, las cuales no hacen sino alejarnos más de una posible solución. Pedimos que se asuma con seriedad la invitación que el Papa Francisco hizo al Ecuador en su Homilía en el Parque Bicentenario, donde expresó que es “impensable que brille la unidad si la mundanidad espiritual nos hace estar en guerra entre nosotros… Y esto a costilla de los más pobres, de los más excluidos, de los más indefensos, de los que no pierden su dignidad pese a que se la golpean todos los días”. Y nos llamó con fuerza en el cierre de su mensaje: “¡Sean testimonio de comunión fraterna que se vuelve resplandeciente!…”.