De los ríos somos los custodios ancestrales el pueblo lenca, porque defender los ríos es dar la vida por la humanidad y por este planeta. (Berta Cáceres, al recibir el Premio Goldman en 2015).
Berta Cáceres fue asesinada el 2 de marzo de 2016, por su lucha contra la construcción de la hidroeléctrica Agua Zarca en el río hondureño Gualcarque. El próximo viernes 3 de marzo se cumple un año de su muerte aún no resuelto, a pesar de una masiva presión internacional. «La vergonzosa ausencia de una investigación efectiva para hallar a quienes ordenaron el brutal homicidio envía un aterrador mensaje a los cientos de personas que se atreven a manifestarse contra los poderosos» (Amnistía Internacional).
El homicidio de Berta Cáceres, conocida cariñosamente como “guardiana de los ríos”, sigue sin responsables claros, aunque el proyecto Agua Zarca, contra el que luchó, está paralizado. La organización que liderara el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), recuerda constantemente que ‘Berta Vive’ porque su defensa de los ríos está fortalecida porque «Berta ha sembrado una semilla para seguir cosechando lucha» (Documental producido por Radio Progreso de Honduras).
«Tenemos que marcar un precedente de justicia en un país donde no hay justicia», afirma con firmeza una de sus hijas, Berta Zúñiga Cáceres. «Nosotras vamos a seguir en pie y ahí vive mi mami», habla la más pequeña de la familia, Laura Zúñiga Cáceres. Mientras, la madre, Austra Berta Flores, señala al Estado, a la empresa DESA, a las fuerzas políticas y los consorcios e intereses empresariales, por la muerte de su hija Berta Cáceres. Lo hace serena y sin titubear, porque aunque la justicia no haya dictado culpabilidad, nadie duda de quién está detrás del asesinato de la activista, y de Tomás García, otro miembro de COPINH asesinado en 2013, ni del de Nelson García, ni de las amenazas que ha sufrido Kevin Ramírez o Electeria Gómez.
El legado no está sólo presente en su familia, sino también en su comunidad, en sus compañeras de organización y en otros muchos pueblos a los que quieren arrebatar su espacio, su identidad. «Este río siempre me llama y yo tengo que andar ahí», explica María Domínguez, hondureña lenca amenazada y golpeada por defender las aguas del Gualcarque. «Los contrarios siempre andan rodeando la comunidad, siempre estamos en alerta. Vamos a seguir luchando, nunca nos vamos a desmayar», habla ahora doña Merche, otra de las protagonistas del audiovisual. «Creían que asesinando a Berta iban a acabar con el COPINH, que iba a desaparecer y la lucha iba a acabar, pero la gente se encanchimbó y luchó más», subraya otro defensor de los derechos humanos.
El asesinato de Berta Cáceres ha partido la historia de Honduras, como afirmó Jennifer Ávila, la periodista que ha coordinado el documental, en la presentación que se hizo en Bilbao. Este crimen, por su eco internacional, ha demostrado que el modelo extractivista y la represión están amenazando el acceso a la tierra, al agua, a la historia, a la identidad, a los derechos al pueblo lenca; pero también al pueblo hondureño, al pueblo centroamericano y, tristemente, a gran parte de la ciudadanía global que carece de ningún tipo de privilegio. Defendamos a las que nos defienden es el reclamo de la Iniciativa Mesoamericana de Defensoras de Derechos Humanos, que lanza constantemente alertas de mujeres en peligro por su activismo social y medioambiental y que está promoviendo movilizaciones en las embajadas de Honduras para el próximo 2 de marzo: «Nosotras, sus compañeras de lucha, hermanas, cómplices y amigas seguimos su legado».
«Despertemos, humanidad. Nuestra conciencia será sacudida por el hecho de estar sólo contemplando la autodestrucción basada en la depredación capitalista, racista y patriarcal», dijo también Berta cuando recibió el premio Goldman. Berta vive.
El legado de la “guardiana de los ríos” no sólo vive en la organización, vive también en su comunidad y en otros muchos pueblos de América Latina. «Este río siempre me llama y yo tengo que andar ahí», dice María Domínguez, hondureña lenca amenazada y golpeada por defender las aguas del Gualcarque. «Vamos a seguir luchando, nunca nos vamos a desmayar», habla ahora doña Merche, otra activista. «Creían que asesinando a Berta iban a acabar con el COPINH, que iba a desaparecer y la lucha iba a acabar, pero la gente se encanchimbó y luchó más», subraya otro defensor de los derechos humanos.
El asesinato de Berta Cáceres ha partido la historia de Honduras, afirmó Jennifer Ávila, la periodista coordinadora del documental, en su presentación en Bilbao. Este crimen, por su eco internacional, ha demostrado que el modelo extractivista y la represión están amenazando el acceso a la tierra, al agua, a la historia, a la identidad, a los derechos al pueblo lenca; pero también al pueblo hondureño, al pueblo centroamericano y, tristemente, a gran parte de la ciudadanía global que carece de privilegios.
«Nosotras, sus compañeras de lucha, hermanas, cómplices y amigas seguimos su legado», afirman activistas de la Iniciativa Mesoamericana de Defensoras de Derechos Humanos.
Al asesinato de Berta Cáceres, le han seguido el de Laura Vásquez, Juan Ontiveros y Sebastián Alonso, recientemente asesinados en otros puntos de América Latina. En tan solo los dos primeros meses de 2017, se han contabilizado 14 homicidios de activistas por los derechos humanos, siete en Colombia, dos en Guatemala, dos en México y tres en Nicaragua. Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos «es un deber de los Estados garantizar la seguridad de los grupos de defensoras y defensores en especial situación de riesgo y adoptar medidas específicas de protección adaptadas a sus necesidades, por ejemplo, a través de protocolos especializados».
El sacerdote hondureño, activista radial y de derechos humanos Ismael Moreno Coto, más conocido como Padre Melo SJ hace un llamado a los pueblos del mundo seguir alzando la voz de demanda para exigir al gobierno hondureño asuma la investigación del asesinato de Berta Cáceres hasta encontrar a los criminales y juzgar a los responsables materiales de este crimen que “han venido a dañar a la humanidad entera y que exige de nosotros un compromiso permanente para que la impunidad en el caso de Berta Cáceres se convierta en una respuesta en la construcción de una institucionalidad del estado de derecho que impida que se repita crímenes que hoy lamentamos”.
Al conmemorarse un año del asesinato de Berta Cáceres, “guardiana de los ríos”, tengamos siempre presente su testimonio de vida y el llamado que nos hace a hombres y mujeres de América Latina y del mundo «Despertemos, humanidad. Nuestra conciencia será sacudida por el hecho de estar sólo contemplando la autodestrucción basada en la depredación capitalista, racista y patriarcal».
En estos día de Cuaresma, la Red Iglesias y Minería, hace suyo el llamado de esta valiente mujer y pide a todas las iglesias a dejarse contagiar del espíritu de Berta Cáceres para exigir justicia y esclarecimiento de su muerte y seguir luchando en la defensa y protección de nuestra casa común, como nos invita el papa Francisco “Necesitamos una conversión que nos una a todos, porque el desafío ambiental que vivimos, y sus raíces humanas nos interesan y nos impactan a todos (…) el desafío global, por el cual toda la humanidad pasa, exige la implicación de cada persona juntamente con la actuación de cada comunidad local”.
Con información de Copinh, diario.es, radio Progreso