«Belisário, está ubicado en la región del Parque Estatal “Serra do Brigadeiro”, que es una gran reserva de bosques naturales de mata atlántica con una riquísima biodiversidad y hermosos paisajes”, dice contento Frei Gilberto Teixeira da Silveira, sacerdote franciscano quien realiza su labor pastoral en esta bella comunidad perteneciente al distrito de Muriaé, en Minas Gerais – Brasil. Sin embargo su frente se frunce cuando piensa en la inminente amenaza para esta porción de tierra y todos los que en ella habitan. La llegada de la minería. En los alrededores se asienta la segunda mayor reserva de bauxita de Brasil. Y en la región, desde hace ya unos 20 años, opera la empresa minera CBA -Compañía Brasilera de Aluminio.
“Esta empresa, estuvo anteriormente en la ciudad Itamarati de Minas y allí causó estragos y dejó una ciudad inviable. Actualmente trabaja en Miraí y São Sebatião da Vargem Alegre, que son municipios muy cercanos. Hay, entonces, una intención de saquear toda la región, que es una zona muy importante para el conjunto de municipios por la rica producción de agua que tenemos”, relata el fraile franciscano.
Sus ojos le brillan y le vuelve la sonrisa, cuando nuevamente habla de su comunidad, “En Belisário, tenemos registradas más de dos mil nacientes de agua dulce en todo el distrito. Esta es una región de pequeños productores, de agricultura familiar y de turismo por la belleza de la sierra y todo lo que tenemos en esta floresta atlántica”, dice entusiasmado.
Pronto la sonrisa se le pierde cuando tiene que mencionar nuevamente a la empresa minera CBA “nosotros entendemos que la llegada de la minería constituye de hecho un problema grande para todo el conjunto de vida que tenemos allí”, dice mientras pasa una bocanada de amargura al recordar las amenazas que recibió cuando salió en defensa de la comunidad y su territorio.
“Fue el día 19 febrero de este año (2017). Después de celebrar la misa en Belisário, era las 11 de la mañana, cuando un hombre armado entró a la casa parroquial y me dijo -¡Estoy aquí solamente para darle un recado, no se asuste padre, yo vengo solo a pedirle que deje de estar hablando de la minería. Sabemos que viene la Campaña de la Fraternidad y la Cuaresma. Hable de cualquier tema, pero nada que tenga que ver con la minería. Le seguimos todos sus pasos, llevamos un registro de todo lo que anda diciendo sobre la empresa minera, sabemos también a qué hora celebra misa, a qué hora tiene sus reuniones en las comunidades, lo tenemos todo chequeado. Así que, no se olvide padrecito, mucho cuidado, ¡cállese la boca sino quiere que le pase otra cosa!”.
“Fue en realidad una amenaza muy agresiva”, confiesa frei Gilberto. “Enviaron un hombre armado para hacerme callar la boca. Pero su estrategia no les dio resultado. Porque al día siguiente de la amenaza la noticia circulaba con mucha fuerza en Internet. Decidimos entonces que la mejor defensa sería dar visibilidad a esta situación, porque cuanto más se divulgue la información más seguridad tendría”.
Contrariamente al miedo y silencio esperado por la empresa minera CBA, en esa misma semana recibió el apoyo total de su obispo de Leopoldina. “El obispo dio a conocer una carta repudiando la amenaza hecha y expresando su solidaridad conmigo. Más de 70 movimientos y organizaciones que defienden el medio ambiente y están en la lucha contra la minería hicieron también un manifiesto público y con todo esto la prensa local y nacional comenzó también a difundir la información. Radios, Televisión, periódicos se interesaron en difundir la problemática de Belisário y de la región afectada por la minería. La repercusión fue muy grande y eso dio más fuerza al movimiento” manifiesta el fraile, contento y agradecido.
A partir de esa amenaza, las cosas cambiaron mucho. Ahora la lucha ya no es solo de la comunidad de Belisário. Gente de toda la región ha llegado a Belisário a conocer la realidad y a mostrar su solidaridad. Se han realizado muchos encuentros, asambleas, celebraciones. “Tenemos hoy toda una comunidad movilizada”, manifiesta Frei Gilberto Teixeira da Silveira.
“Lo que marca la resistencia es la movilización popular y la sensibilización de las comunidades. La Iglesia tiene un papel muy importante en esta toma de conciencia comunitaria”, subraya el hermano Gilberto.
“Son nuestras comunidades católicas, tanto de Belisário como de Miradouro, las que se han movilizado, hecho asambleas populares en diversas localidades. Asambleas en las comunidades rurales, con más de 100 personas cada una. La gente ha demostrado mucha preocupación y esperanza de que la empresa minera no llegue. Hoy las personas están convencidas que la unión del pueblo y la fuerza popular puede llevar a impedir el ingreso de las mineras a estas bellas tierras que son el sustento y la vida de miles de familias. Hemos realizado también diversas audiencias públicas”, agrega.
La Asamblea Legislativa del estado de Minas Gerais realizó en Belisário una Audiencia Pública este año (2017), comenta el franciscano. De esa audiencia, explica, salieron diversas propuestas, una de ellas es la realización de audiencias públicas en las Cámaras Municipales de los tres distritos donde la resistencia está más organizada. Estas Audiencias con las autoridades y las comunidades ya se están realizando y permiten que las autoridades tomen posturas favorables a la defensa y cuidado de nuestros territorios.
También la movilización de las escuelas, movimientos sociales, de los sindicatos rurales, de las Cáritas diocesanas y de la Comisión de la Pastoral de la Tierra. Todas las entidades hemos conformado el comité de resistencia a la minería. Este comité actualmente tiene núcleos en todas las comunidades y cuenta con una agenda llena de diversas actividades. “No podemos quedarnos dormidos, tenemos que estar siempre vigilantes, atentos y andando en las comunidades. Todo un trabajo grande de base”, afirma el párroco de Belisario.
“Las comunidades y el pueblo que resisten a la minería, esperan que la Iglesia con sus jerarquías, sacerdotes, religiosas, religiosos y los laicos, es decir todo el mundo, estén de hecho, sensibles a la problemática social y medioambiental. En Belisário y Miradouro, la gente ve que los padres estamos con las comunidades, que estamos con ellos en la resistencia. Por ejemplo, todos los años la diócesis celebra la misa de la unidad, la misa de los Santos Oleos el jueves Santo en la Catedral. Este año el obispo propuso y el clero aceptó realizar esa misa en la comunidad de Belisário. Llegaron más de dos mil personas y la vida de la comunidad quedó marcada, nuestra gente percibió que la Iglesia está unida y está con la gente. Era nuestro obispo y todo el clero de la Diócesis diciendo la lucha de esta comunidad es justa”.
Desde, Mariana – MG – Brasil, Entrevista realizada por el padre Dário Bossi