« Logramos hacer una reflexión sobre los impactos de la minería desde los afectados, especialmente para que como Iglesia podamos dar una respuesta articulada en el continente, en la defensa de los territorios y de las poblaciones afectadas.”, manifestó el ambientalista brasileño y franciscano Fray Rodrigo Peret, miembro también de la red Iglesias y Minería.
“Tenemos una tarea muy importante, de sensibilizar las diferentes realidades de la Iglesia para esta realidad que tiene que ver con nuestra vida cristiana y también con un compromiso de Laudato si, para con la vida y el cuidado de la creación.”, agregó.
El encuentro que se desarrolla del 7 al 10 de agosto en Brasilia, cuenta con la participación de representantes de comunidades y organizaciones afectadas por la minería en América Latina y la presencia de los obispos de Brasil -CNBB, CELAM, CIDSE y de la red latinoamericana Iglesias y Minería.
El evento analizará la coyuntura de la minería y la realidad eclesial en América Latina, desde una escucha de las realidades de ocho países del continente. Entre otros temas, los participantes debatirán los contenidos, potencialidades y perspectivas de la Carta Pastoral del CELAM: Discípulos Misioneros Custodios de la Casa Común. Así también la dimensión de la comunicación y la formación local, y la presentación de estrategias de CIDSE relativo a la incidencia política de la Carta Pastoral.
De esta manera el Encuentro de Brasilia, en diálogo con la Iglesia institucional, dará continuidad a las iniciativas tomadas en el encuentro de víctimas de la minería, organizado por el Vaticano en julio de 2015. Al finalizar el encuentro está previsto la presentación de la Campaña de Desinversión en Minería por parte de las iglesias.
El Encuentro, forma parte de búsqueda de soluciones radicales que plantea la Iglesia y el papa Francisco en la Laudato si, de suprimir los impactos nocivos de la minería en las personas, en las comunidades, en los territorios y en la naturaleza.
“La minería es una de la principales actividades del capital que afecta la vida y viola los derechos humanos y los derechos de la naturaleza. Como cristianos(as), todos, tenemos un compromiso con la vida, la vida en todo sentido, de las personas, la vida que existe en el planeta. Un compromiso de luchar por la vida, por la dignidad de las personas y de la naturaleza.” Afirmó el franciscano Rodrigo Peret.