El Grupo de Trabajo sobre Minería de la Conferencia Episcopal Brasileña, CNBB, se reúne este 30 de abril en la ciudad de Aparecida – Brasil. Diversos obispos provenientes de todos los estados brasileños, junto a religiosos, laicas y laicos que realizan su labor pastoral en zonas afectadas por la minería, buscarán caminos para el cuidado de la Casa Común.
Nos preocupamos por la problemática que genera la minería, porque se trata de un tema muy importante, afirma Dom Leonardo Steiner, Secretario General de la CNBB: “Es importante porque involucra a nuestras comunidades, a nuestras familias, involucra a las hijas e hijos de Dios. Tiene que ver también con el medio ambiente; y, podríamos decir que involucra nuestro futuro. Por eso, como Iglesia, no podemos estar ausentes de este debate. Particularmente cuando se discuten las leyes sobre minería, las responsabilidades de las empresas o cuando se trata de discutir sobre la minería en tierras indígenas. Tenemos que trabajar unidos, darnos la mano, para que preservemos a nuestras comunidades, a nuestras familias, preservemos a nuestros pueblos indígenas y preservemos nuestra Casa Común.”
Una de las preguntas que los obispos buscan responder es ¿Cómo realizar un trabajo pastoral de cercanía y acompañamiento a las personas y comunidades afectadas y violentadas por la minería en Brasil? País, en el que varios desastres con muerte y contaminación, están siendo causados por las empresas mineras.
Para Jarbas Silva, laico del Grupo de Trabajo, la reunión buscará encontrar caminos para que la Iglesia Católica pueda ayudar a construir otros tipos de relaciones y propuestas alternativas en los pueblos que están en conflicto con la minería.
“Sabemos que, en los últimos años del siglo 21, la realidad ha sido marcada por los conflictos con las empresas mineras que causan problemas en la salud de los mineros, conflictos sociales y ambientales. Y, por último, lo que hemos vivido son los grandes desastres causados por la minería, por ejemplo en Mariana (responsabilidad de la empresa Samarco) , y lo que sucedió hace tres meses, en Brumadinho (responsabilidad de la empresa Vale), que fueron dos casos emblemáticos que mataron diversos trabajadores, comuneros, mataron el río y dejaron a muchas comunidades y pueblos sin su modo de vivir y de producir”, afirma Jarbas.