“Nos comprometemos a revisar nuestros fondos de inversión que posiblemente estén relacionados con la mega minería y en caso se identifiquen relaciones de nuestras finanzas e inversiones con empresas de megaminería, nos disponemos a organizar un proceso de desinversión” expresa la carta pública que la Red de Solidaridad y Misión de los Misioneros Claretianos de América – SOMICLA, dio a conocer en un evento virtual celebrado en el Día Internacional de los Pueblos Indígenas (9 de agosto) y a un año de la muerte de Pedro Casaldáliga, obispo claretiano, que luchó junto con los pueblos, encarnando el Evangelio.
El encuentro convocado por SOMICLA, la Red Iglesias y Minería y la Campaña de Desinversión en Minería, reunió a líderes religiosos y laicos de las comunidades de Chubut (Argentina), quienes compartieron sus luchas de resistencia a la minería y su derecho a existir.
“Las montañas siguen en pie porque aquí los pobladores no queremos minería”, atestiguó el padre Ángel Cayupil, haciendo memoria de la resistencia de la población movilizada en plazas y calles. Resaltó que “El plebiscito en Esquel”, provincia de Chubut, le dijo “NO” a la instalación de una mina de oro en la región, en el año 2003. La población movilizada logró la promulgación de la Ley 5001 que frenó a las transnacionales extractivas en la zona cordillerana y prohíbe la minería a cielo abierto con el uso de cianuro.
En esta lucha, destacó el padre Ángel, las comunidades mapuches tehuelches (habitantes de la Patagonia en América del Sur), afirman su derecho a la vida, se resisten a extinguirse en Santa Cruz y Chubut en Argentina. Esas comunidades fueron y son los actores protagónicos en la defensa del agua y el territorio.
Para las comunidades tehuelches “el territorio no es ese pedazo de tierra -en el que están actualmente arrinconados, sin título comunitario-, el territorio es la cultura, el modo de vida el modo ancestral, que quieren seguir sosteniendo, manteniendo ese vínculo fraterno y directo con la madre tierra. Un vínculo como en todo el mundo indígena, de respeto, de consideración porque allí está todo lo que la madre tierra nos va regalando”. Dos modos de ver a la tierra y a los territorios, que están en permanente conflicto: “la meseta como vida plena” para las comunidades y “la meseta como fuentes de recursos y zonas de sacrificio” para las empresas mineras y el Estado.
Para el padre salesiano Antonio Sánchez Lara (padre Tono), “con frecuencia y reiteradamente en la historia, los aborígenes han sido estigmatizados, considerándolos salvajes, casi sub humanos. En tiempo del famoso descubrimiento de América, 1492, los hombres blancos, conquistadores y religiosos, se preguntaban si eran humanos, si tenían alma e inteligencia, en síntesis, si no eran animales…”. A lo largo de la historia, se les exigió y se les sigue exigiendo “abandonar lo suyo, su identidad y mimetizarse en la cultura envolvente. Ser objetos y no sujetos, receptores y no protagonistas.”
Para el padre Tono, es el papa Francisco quien ha logrado abrir las puertas de la Iglesia y de la pastoral eclesial al reconocimiento y valoración de los Pueblos Originarios, reconociéndolos como sabios, maestros, educadores en ecología y custodios en el cuidado de la casa común.
En Chubut, “son las comunidades aborígenes, mapuches tehuelches, instituciones civiles, eclesiales y científicas, autoconvocados, quienes defienden la naturaleza y promueven el respeto y el cuidado de la madre tierra con sus bienes y recursos naturales, enfatizando la vida y exigiendo la pureza del agua, del aire y la tierra.”
“LA RESISTENCIA y la lucha de pobladores ‘no mineros’, los del NO es No, junto a varias comunidades mapuches tehuelches de la meseta es heroica y modélica. Resistencia firme y consciente de los valores que defienden. No solo se manifiestan contra la megaminería contaminante, sino que, primero y fundamentalmente, se defiende el valor de la vida, defendiendo el territorio, el agua -tan escasa hoy día-, el aire -trasportador de pureza y salud-.”
“Los aborígenes fueron devaluados en el encuentro con la otra civilización… hoy día las comunidades aborígenes están de pie. Ellas, junto a las Asambleas de autoconvocados y gran parte de la población de Chubut sostienen el No es No. Están firmes en su cosmovisión, en su determinación de enfrentar y parar esta actividad mega-minera, extractiva y saqueadora. Ellas mismas, acusadas por mineros, de dejarse llevar, influir y depender de ENDEPA, o del cura misionero, o de las habitantes que viven en las ciudades. Se afirman como Pueblo Originario, personas y comunidades autoconvocadas, con determinación y protagonismo… Con su posición, su presencia y sus reclamos pararon, por ahora, en la Legislatura, el Proyecto de Zonificación minera presentado por el gobernador. ‘Proyecto’ que se mantiene en la Legislatura, a pesar de los pedidos de las comunidades y de la población, por la soberbia y la sordera gubernamentales y la presión de los empresarios mineros.
Para el padre Tono, “La actividad minera no está en marcha en Chubut por la fuerza de las comunidades Mapuches tehuelches, por la voluntad popular de no dar licencia social a la megaminería en la provincia y por el compromiso de instituciones científicas, religiosas, sociales, culturales y gremiales.”
“Somos tierra, somos agua, somos aire… No es No”
En comunión y en escucha a las comunidades chubutenses en resistencia en la Patagonia Argentina y muchos otros territorios de América Latina, los Misioneros Claretianos de América, junto a la Red Iglesias y Minería están impulsando la Campaña de Desinversión en Minería. “Hacen un llamado a las iglesias y organizaciones de fe “a una corresponsabilidad en inversiones éticas, que favorezcan la vida y las iniciativas de las comunidades” Promover las economías solidarias basadas en los valores del cooperativismo, para una conversión ecológica que renuncie al extractivismo depredador que causa daños socio-ecológicos y responde a la lógica de la codicia, propiciando el paradigma tecnocrático y colonial dominante”.
Promover una política económica y de inversiones que fomente los derechos humanos, la justicia social, climática y medioambiental, la equidad de género y el bien común, buscando contribuir con procesos de transformaciones que alienten el buen vivir.
La carta de adhesión a la Campaña de desinversión en minería es firmada por la Provincia de Brasil, de Centroamérica, la delegación de Antillas, la Provincia de Venezuela, Provincia Perú Bolivia, Provincia Colombia Venezuela, Provincia Colombia Ecuador, Provincia de México, Provincia Estados Unidos-Canadá y Provincia San José del Sur, este compromiso “está inspirado en el carisma, la misión y las opciones continentales definidas en la última Asamblea de SOMICLA, octubre 2020, así como las implicaciones sociales y eclesiales de las opciones económicas de nuestra entidad”.