Con la promesa de desarrollar varios proyectos sociales, el empresario Emilio Medina con el aval de la municipalidad de Quimistán, Santa Bárbara, instaló la hidroeléctrica Santa Lucia sobre el río La Ruidosa, en el occidente de Honduras.
Construcción de escuela, reparación de carreteras, cancha de futbol y proyecto de electrificación se les prometió a las comunidades, ninguna obra se desarrolló. Por el contrario, el río reduce su caudal y las comunidades se enfrentan al impacto generado por la hidroeléctrica y el abandono estatal.
En entrevista a Radio Progreso, María Marcos Bueso, habitante de la aldea Santa Lucia, dijo que la hidroeléctrica está destruyendo el río y que el empresario no ha cumplido con las promesas que hizo cuando llegó a la comunidad para instalar el proyecto.
Bajo protestas las comunidades lograron conformar una comisión tripartita para investigar los daños ambientales generados por la empresa. 4 años han pasado y no existe ni siquiera un estudio de impacto ambiental.
“La hidroeléctrica sigue generando energía y millones de Lempiras, dejando despojo y miseria a las comunidades”, dijo el Edwin Ponce promotor del Servicio Social Pasionista, institución de la iglesia católica que acompaña a las comunidades en el occidente hondureño.
Según informe del Centro Hondureño de Promoción para el Desarrollo Comunitario (CEHPRODEC), Santa Bárbara es el departamento con mayor inserción de la industria minera e hidroeléctrica en Honduras. De los 537 proyectos extractivos que hay en el país, 98 concesiones mineras está ubicadas en Santa Bárbara y 28 ríos se han destinados a la instalación de represas hidroeléctricas.
Redacción y foto: ERIC, Radio Progreso