“Vamos a sacar, al pueblo adelante. Le canto a mi pueblo con amor porque lo llevo en el corazón. Sabroso me siento de estar aquí, porque es la tierra donde nací”…
Canto popular afro
La red continental Iglesias y Minería se encontró en Quito. Más de 50 personas de distintas regiones de América Latina se reunieron para sentir y pensar sobre la situación de la minería en nuestros territorios. Como se abordó en el encuentro, nuestras iglesias viven un momento de profunda sensibilidad sobre los temas del martirio de tantas comunidades y de la hermana madre tierra, que rechazan que el sistema capitalista mercantilice su vida y sus territorios. Vivimos tiempos sinodales, por esto es preciso saber estar y saber ser red, en defensa de la vida y Casa Común.
Cáritas Ecuador, la Red Nacional de Pastoral Ecológica y REPAM Ecuador aportaron a vivir una experiencia muy profunda. Una de las más importantes reflexiones de la Red está girando en torno a la espiritualidad de los pueblos y comunidades, la espiritualidad que sostiene la vida y la resistencia, la espiritualidad que envuelve todos los ámbitos de la vida, como un hilo que aún en medio de todos los embates, permite recobrar el aliento y la esperanza. En este encuentro se abordó con mucha fuerza la espiritualidad afro, como una gran fuente de enfrentamiento a un modelo económico no solo extractivista e ilegal, sino también de abandono y desigualdad, un pueblo sometido y esclavizado y que ha llegado de la mano de la extracción de minerales hace muchos siglos. Pero que con una espiritualidad de la vida, que entre cantos, bombos, celebraciones, encuentro con los frutos de la tierra, medicinas vegetales, sostiene el ciclo de la vida. Con la presencia de compañeros de la Pastoral Afro de Esmeraldas y la Pastoral Ecológica del Ecuador, además de hermanos combonianos, congregación que ha hecho su opción por compartir la vida con este pueblo; este encuentro tuvo un sabor a coco y bombo, lo que en medio de tanta amenaza nos enseña este pueblo presente en toda nuestra América.
El árbol de la vida del pueblo afro, enseña a toda la red, a sostenerse de las raíces que se sustentan en la propia fuente, la tierra, el territorio, el agua, donde vive también la cultura afro, que está llena de fuerza a partir de la celebración de la vida, del canto, del compartir el pan, los frutos que se recogen, lo que se pesca, la relación espiritual con los ancestros y el territorio.
La urgencia de desenmascarar la narrativa del sistema extractivista minero, que va con todo su arsenal para intentar dividir, coaccionar y convencer a la gente, a las comunidades. Es en este aspecto donde surge mucha de la neocolonización extractivista. Un discurso que está muy bien pensando, que conquista y confunde y que va solapando la violencia con la que las empresas mineras y los gobiernos quieren envolver a las comunidades, donde lastimosamente se generan divisionismos, rupturas y desencuentros. Pero ahí mismo es donde emergen las posibilidades de enfrentar al sistema, desde las narrativas propias, donde la reciprocidad, la colaboración y lo comunitario recuerda que no es posible la vida cuando se arranca de las entrañas la sangre y el agua, cuando se cambia regalía por agricultura. La organización argentina Bienaventurados los Pobres – BEPE está aportando en esta discusión, así como en lo referente a los minerales de la transición energética.
El encuentro estuvo marcado de símbolos de unidad y esperanza. La presencia de Leonidas Iza, presidente de la Confederaciones de Nacionalidades Indígenas del Ecuador – CONAIE, fue contundente, presencia que afirmó con mucha fuerza la degradación de los territorios y las comunidades por el capitalismo, “como un gran mal que no tiene remedio”. El líder indígena habló también de los procesos políticos en América Latina, vaciados por la única perspectiva del poder económico y sobre eso, la necesidad de construir una alternativa en la perspectiva del principio de integralidad como lo ven los pueblos indígenas.
“Todos somos hermanos en la tierra, todos tenemos tierra en el cuerpo. En todo circula sangre, igual que el agua circula en la tierra y por eso somos hermanos con la tierra. Sin agua, sin tierra, no somos nada y ella, seguiremos siendo lo que somos, hermanas y hermanos.” Concluyó Iza animando a la unidad entre las iglesias, los pueblos indígenas y todas las personas que busquen enfrentar a un modelo que nos está destruyendo y que está internándose cada vez con más violencia.
No es posible enfrentar al modelo extractivo minero sin considerar todos sus tentáculos. Las formas en cómo el dinero de este lucro criminal sale de nuestros países, de una forma legalmente inmoral, en cómo las cadenas de suministro de la minería dejan a su paso destrucción, pagos irrisorios, gobiernos corruptos, y un lucro inmenso para los mismos grupos de poder que no cambian nada, ni siquiera en el acceso a derechos tan básicos como el agua, en las localidades donde actúan extrayendo y expoliando. Y este fue otro de los temas que se abordaron desde la identificación de los flujos financieros que sustentan la minería y que están siendo investigados por la red en alianza con organizaciones técnicas (Facing Finance) especializadas en estudios de Financias Sucias, sobre todo el Europa
Uno de los grandes desafíos que se siguen reflexionando en la red Iglesias y Minería tiene que ver con las alternativas al desarrollo, que parten de las propias propuestas territorales donde se vive la ecología integral, o se intenta responder desde este paradigma aun en detrimento de las amenazas impuestas.
Mons. Adalberto Jiménez, obispo de Aguarico en un profundo compartir, ayudò a la reflexión sobre el compromiso de la Iglesia con las comunidades martirizadas por la devastación de la tierra, en una conversión de profunda sintonía con sus clamores, urgencias, con la necesidad de caminar juntos en aspectos legales, sociales y espirituales para fortalecer el enfrentamiento al modelo que se denuncia en la Laudato Si.
La Red Iglesias y Minería trabaja en el continente con alrededor de 10 nodos locales, que son los pies y manos del acompañamiento y trabajo en el territorio, donde esta presenta la vida religiosa, organizaciones de la sociedad civil, organizaciones comunitarias y organizaciones de fe. Su trabajo concretiza los esfuerzos y es un punto de articulación territorial. Un gran desafío sigue siendo la participación de mayores plataformas ecuménicas.
Las apuestas de incidencia son internas y externas. Internas, hacia la propia iglesia, para sensibilizar, concientizar, aportar para la transformación del sistema económico de extracción. Hacia afuera con el apoyo de las Iglesias del Norte Global, sobre temas fundamentales como la Debida Diligencia, los tratados sobre empresas y derechos humanos, Escazù, entre otros, que permiten que las propias voces afectadas, eleven su grito para detener la masacre de la minería. Por ello, fue muy positivo contar con las presencias de CIDSE, la conferencia de Obispos de la Unión Europea -COMECE y otras organizaciones aliadas en estos procesos como Fastenaktion, CCFD, Pax Christi y otros. En estas acciones también la CLAR, juega un rol profético sumando esfuerzos y compromisos.
La red Iglesias y Minería se prepara para su gran encuentro continental que será el próximo mes de noviembre en Centroamérica, donde se convocarán alrededor de 100 personas y organizaciones para afianzar un camino conjunto para cambiar y transformar las heridas del extractivismo, en esperanzas y resistencias.