El modelo económico extractivista es dominante en nuestra América Latina y cada vez con más violencia y voracidad viene queriendo tomar territorios, muchos de ellos, que son cuidados y protegidos ancestralmente por pueblos indígenas. La Iglesia y organizaciones de fe, son impactadas también por esta agresividad y violencia. Las empresas mineras pactan con el estado, hacen alianzas, utilizan estrategias de poder y dominio y quieren, como amos y dueños, tomar nuestros países, pasando por encima de derechos, de formas de vida, de convicciones.  La iglesia con laicas y laicos, congregaciones religiosas, obispos, pastorales, en muchos rincones, acompaña poblaciones afectadas por la minería, está presente en medio de conflictos socio ambientales.

En muchos otros casos, la Iglesia está aprendiendo a identificarse con estas realidades de sufrimiento que son consecuencia del modelo económico al que asistimos. Y para ello necesita elementos que permitan visibilizar y comprender las complejas realidades y dolorosos escenarios que genera la presencia de minería y su modelo de avaricia y despojo.

Desde la Red Iglesias y Minería se animan reflexiones al interior de la iglesia, para hacer vida y carne el magisterio del Papa Francisco, que nos llama a defender y cuidar nuestra Casa Común, como parte misma de nuestra existencia como humanidad. Nuestra Casa Común, donde todo está interconectado, así como está interconectado el dolor de miles de hermanos y hermanas que son victimas de la explotación minera.

Por eso, las buenas noticias que llegan nos llenan de esperanza, cuándo nos preguntamos, ¿qué hacer frente a este gigante, a este sistema económico que quiere tragarnos? La iglesia se organiza y reflexiona. En los días pasados los episcopados de Panamá y de Ecuador tuvieron reuniones, en las que la reflexión sobre el tema minero y el extractivismo fueron debates y reflexiones centrales.

Existe mucha preocupación por las maneras con las que actúan los estados, sin consultar, sin mirar las afectaciones, sin garantizar los derechos humanos.

La Red Iglesias y Minería y la Red Nacional de Pastoral Ecológica, RENAPE, fueron convocadas para hablar sobre la consulta popular en la que está en vísperas el Ecuador, que determinará si en territorios específicos el extractivismo petrolero y minero se detiene. Aunque la amenaza sigue para muchos otros, detener en estos lugares sería un avance significativo. En referencia a ello se contó de la experiencia del Salvador y el papel de la Iglesia para declarar en el legislativo a este país centroamericano como libre de minería metálica.

Por otro lado, a Panamá fue invitado el obispo ecuatoriano Mons. Geovani Paz, quien como sacerdote, ha enfrentado en territorio los primeros proyectos mineros en Ecuador y dónde ya se pueden ver los impactos de la presencia extractivista desde hace muchos años.

El Episcopado panameño ha tomado una postura clara y profética, de cara a las concesiones mineras y en favor de la vida, el bien común y los derechos humanos.

COMUNICADO DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL PANAMEÑA (CEP)

“Edificar el país que nos merecemos” (Lea la Carta Completa)

Extractos de la Carta Pública de la Iglesia de Panamá:

“¿De qué sirve el crecimiento económico, si no genera una mayor justicia social, si no se genera un verdadero desarrollo, que tenga como centro la persona y el bien común? Este es, sin duda, el talón de Aquiles del actual modelo de crecimiento del país, que ha generado mucha desigualdad y se muestra incapaz de incluir a las grandes mayorías en sus beneficios. Ante el tema minero, nos sorprende que diversos Gobiernos de la República hayan otorgado licencias de exploración y explotación mineras en diversas regiones del país, sin haber realizado consultas efectivas con la sociedad y, especialmente, con las poblaciones directamente afectadas. La decisión de convertir a Panamá en un país minero -según la opinión de personas y organismos entendidos en la materia compromete ese futuro con graves riesgos para el medio ambiente, para la vida y salud de los panameños y para la soberanía nacional.

Exhortamos, respetuosamente, a las autoridades respectivas a que no den más concesiones de licencias de exploración minera hasta que la actual ley de minería sea revisada y reformada. La minería es un asunto de interés público y prioritario, en la que todos tenemos responsabilidad, pero particularmente las autoridades en la toma de decisiones, considerando su impacto en las futuras generaciones y nuestra Madre Tierra. No escuchar el clamor del pueblo, para avanzar en proyectos mineros que amenazan las fuentes de agua, la vida y el futuro de Panamá, es un grave error.”

La defensa de la Casa Común, el compromiso ético con la ecología integral, tiene que ver con  desenmascarar las acciones del sistema extractivista, que sigue despojando y socavando a quienes más sufren.