“No puede haber democracia verdadera y estable
sin justicia social, división real de los poderes
y sin la vigencia del Estado de derecho”. (Aparecida 76)
Dentro de pocos días, esta patria tan querida, va a cumplir 120 años de vida republicana.
La ocasión es de gratitud, pero también de pausa y reflexión, porque la patria es un don recibido de nuestros predecesores; pero también, una tarea que asumir hoy con responsabilidad. Es mucho lo que hemos logrado; luchamos por ser soberanos en todo nuestro territorio y con una democracia que busca ser más participativa. Es preocupante precisamente que, a pocos días del mes de la Patria, se haya procedido con demasiada celeridad a la aprobación de un contrato minero por parte de la Asamblea Nacional y la sanción del Ejecutivo, a pesar de los permanentes cuestionamientos de la sociedad. Esto ha crispado los ánimos de un gran sector de la población, que ha producido una infortunada situación de confrontación, represión y violencia.
Motivados por la fe y la esperanza en el Dios creador de la vida y de la madre naturaleza, como guías de la Iglesia Católica, solicitamos se escuche el clamor del pueblo en las calles y que la Corte Suprema de Justicia revise y se pronuncie urgentemente sobre la inconstitucionalidad de la ley del contrato con Minera Panamá.
Creemos que de esta manera podemos superar la confrontación y traer la paz, buscando espacios de encuentro, consensos y soluciones en las que todos participemos.
El modelo consumista y extractivista que genera gaves daños para la vida humana y el medio ambiente, si bien genera mucho dinero; no contribuye al desarrollo humano integral, de políticas que aseguren la protección y conservación de nuestros más valiosos recursos. Poner el bienestar económico por encima de la vida es un grave error.
Como Iglesia, reconocemos la complejidad de la situación actual y reiteramos que la protesta social pacífica es un legítimo derecho que históricamente se ha ejercido de múltiples formas. Con represión, amenazas, heridos, presos y violencia no vamos a arreglar nada. Este derecho hay que protegerlo de actos vandálicos y de los delincuentes. Busquemos los caminos de paz.