No levantes un peso que sea demasiado pesado para ti, y no vivas con alguien que sea más fuerte o más rico que tú. ¿Podrá la vasija de barro juntarse con la de hierro? Habrá un choque, y la primera se romperá (Eclesiástico 13:2)

 

Los días 29 y 30 de marzo de 2025, en Salvador, Bahía, nos reunimos pastorales sociales, movimientos, representantes de comunidades de diferentes regiones del país y representantes de la Comisión Especial de Ecología Integral y Minería (CNBB), articulada en el Núcleo Iglesia y Minería de la Región Nordeste 3 de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB), para el Encuentro de Afectados por la Minería en Bahía y Sergipe.

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A lo largo del encuentro, fueron relatados diversos casos de destrucción socioambiental, violencia y violación de derechos que las poblaciones han sufrido en sus territorios, causados por las actividades mineras de grandes empresas apoyadas por el Estado, pero también fueron compartidas diversas formas de organización y resistencia que se han movilizado, lo que permitió una aguda reflexión sobre los desafíos de continuar enfrentando el actual modelo minero que viene destruyendo la dignidad y la vida en nuestros territorios en las últimas décadas.

Este modelo es racista y colonial, ya que su objetivo han sido territorios habitados por poblaciones mayoritariamente no blancas, transformados en zonas de sacrificio para el bienestar de otras regiones del país y del planeta.

La puesta en común de los principales problemas socioambientales presentes en los territorios y comunidades en conflicto con la minería y su logística (minas, ferrocarriles, puertos, diques de colas, etc.) ofreció un cuadro alarmante de las violaciones sufridas, como la contaminación de las fuentes de agua, del aire y del suelo, el acaparamiento de tierras, el vertido tóxico en manantiales, la deforestación de áreas nativas, el agrietamiento de casas, las enfermedades, la coacción y el acoso a familias para la exploración minera, la división de familias y comunidades, entre otras formas de violencia practicadas habitualmente por el modelo minero en Brasil.

El extractivismo depredador se ha expandido sin que los órganos gubernamentales responsables de la concesión de licencias y la inspección establezcan verdaderas consultas previas, libres e informadas, de conformidad con el Convenio 169 de la OIT,

y, no pocas veces, con violencia policial contra legítimas manifestaciones populares destinadas a ampliar el debate público y denunciar violaciones a los derechos humanos. Bajo esta complicidad empresas-gobierno, se ha fomentado la apropiación de las riquezas minerales para la exportación en estado bruto, sin procesamiento, y también sin la construcción de cadenas productivas que beneficien a la población y respeten las dinámicas locales y el cuidado de la naturaleza, garantizando beneficios exorbitantes a las empresas y sus accionistas, muchas veces con participación del capital financiero internacional.

Este modelo, implantado y en plena expansión en Bahía y Sergipe, con amplio estímulo y apoyo del Estado, apoyado en el discurso falaz del desarrollo y de la creación de empleo, ha provocado un aumento de los abusos y de la explotación sexual de niños y adolescentes en las regiones donde se instalan las empresas mineras, así como empobrecimiento, marginación y enfermedad (con altas tasas de incidencia de cáncer, problemas respiratorios y trastornos mentales), especialmente entre los pueblos y comunidades tradicionales que, como es bien sabido, han vivido históricamente en estrecha relación con sus territorios, combinando la producción de alimentos orgánicos con la preservación de la biodiversidad.

 

Frente a todos estos conflictos, hemos construido estrategias para enfrentar y defender nuestros territorios a través de la organización comunitaria, la espiritualidad, los lazos ancestrales y los planes de vida comunitarios, las acciones colectivas con movimientos y organizaciones sociales, las manifestaciones, las denuncias ante los organismos públicos y sus responsables, la construcción de cartografías sociales, protocolos de consulta y otras estrategias jurídicas, diversas formas de incidencia política, el fortalecimiento de las iniciativas y potencialidades locales, la organización de mujeres y jóvenes y tantas otras formas cotidianas de lucha popular.

A pesar de ello, el Estado, mediado principalmente (pero no sólo) por sus órganos de licenciamiento ambiental, niega la existencia de estas violaciones y, por lo tanto, no ha actuado ante las decenas de denuncias presentadas por las comunidades afectadas. La aterradora combinación de estas formas de negación y negligencia sólo es posible porque, como se mencionó anteriormente, los procesos de licenciamiento ambiental invisibilizan la destrucción socioambiental que debería ser prevista. Por todo ello, es imperativo demostrar que la Companhia Baiana de Pesquisa Mineral (CBPM), el Instituto do Meio Ambiente e Recursos Hídricos (INEMA-BA) y la Administração Estadual do Meio Ambiente (ADEMA-SE) han funcionado como balcones del negocio minero, cuando no como agentes de publicidad mediante falaces audiencias públicas, a las que expresamos nuestro más profundo repudio.

Considerando este contexto, todos los líderes comunitarios, pastorales sociales y movimientos populares presentes en el Encuentro de Afectados por la Minería en Bahía y Sergipe nos comprometemos a:

– Intensificar la acción conjunta de todas las fuerzas sociales y sectores afectados por la minería;

– Construir procesos de formación sobre el modelo minero y la promoción de la Ecología Integral y la defensa de nuestra Casa Común, de acuerdo con la Campaña de Fraternidad de este año y las enseñanzas del Papa Francisco;

– Fortalecer el trabajo de base y las experiencias de lucha y organización;

– Construir formas de diálogo con sectores religiosos que actualmente apoyan la minería;

– Articular y construir alianzas entre diferentes colectividades que reivindican un proyecto de vida que incluya el derecho al trabajo y a la renta, la defensa de la agroecología, el acceso a la tierra, al agua, a la educación y a la salud de calidad, a la diversidad cultural, al ejercicio ecuménico de las diferentes religiones y espiritualidades, como liberación de los cautiverios actuales, alcanzar del Buen Vivir y la comunión hacia la Tierra sin Mal.

 

Salvador, Bahia, 30 de marzo de 2025.

Encuentro de Afectados por la Minería

Iglesia y Centro Minero – Bahia y Sergipe