Fruto de una lucha popular de casi veinte años, llega el día de la ceremonia de entrega de las nuevas viviendas y continúan las demandas por reparación integral
El viernes 25 de octubre, a las 15:00 horas, se registrará un hito en la lucha socioambiental de Brasil con la entrega de las llaves del reasentamiento Piquiá de la Conquista, en Açailândia (MA). Este proceso, que cobró fuerza durante el primer mandato del gobierno de Lula y se concluye ahora con su regreso, representa una victoria significativa para 312 familias que, durante años, enfrentaron las graves consecuencias de la contaminación causada por la minería y la siderurgia. El evento contará con la presencia del Ministro de Ciudades, Jader Filho.
El reasentamiento Piquiá de la Conquista, ubicado a unos 6 km del barrio Piquiá de Baixo, es el resultado de una intensa movilización comunitaria iniciada en los años 2000. Expuestos a la contaminación atmosférica y acústica, y a la contaminación del suelo y el agua, los residentes sufrieron graves problemas de salud y severos impactos ambientales. En 2008, la comunidad decidió que el reasentamiento era la única alternativa viable para recuperar la dignidad y garantizar un futuro seguro para las generaciones siguientes.
Un momento de celebración y reivindicación
La ceremonia de entrega de las llaves será un momento de celebración, pero también una nueva etapa de luchas. “Aunque es una victoria, aún no es una reparación integral. La lucha ahora es por la exención de los pagos de las casas, ya que vivienda ya teníamos; y que el terreno de Piquiá de Baixo se transforme en un Parque Ambiental para cuidar de la naturaleza y nuestra memoria, incluyendo el cementerio de la comunidad, la escuela y otros espacios, y que sea un símbolo de resistencia, superación y de no repetición”, subraya Mikaell Carvalho, coordinador de Justicia nos Trilhos (JnT), nacido y criado en la comunidad de Piquiá de Baixo.
Las negociaciones para la consolidación del reasentamiento involucraron a la Asociación Comunitaria de los Residentes de Piquiá (ACMP), Justicia nos Trilhos (JnT), los Misioneros Combonianos, la Caixa Econômica Federal, los gobiernos estatal y federal, además de las empresas responsables de la contaminación, como Vale S.A. y siderúrgicas locales. El planeamiento del nuevo barrio contó con la asesoría de la Usina CTAH y la participación de organizaciones internacionales, como la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH). Solo tras largas negociaciones y presión popular continua, se obtuvieron los recursos que permitieron la realización del proyecto.
Autogestión: Un hito en el proceso
La autogestión fue un elemento clave para el éxito del reasentamiento, permitiendo a la comunidad asumir el protagonismo. Sin políticas públicas específicas en Brasil para el reasentamiento de comunidades impactadas por grandes proyectos industriales, la ACMP lideró el desarrollo del proyecto, con recursos del programa «Minha Casa Minha Vida – Entidades», complementados por contribuciones financieras de las empresas y el apoyo de los gobiernos estatal y municipal.
Con el apoyo técnico de la Usina CTAH, el proyecto urbanístico y habitacional fue elaborado y sometido a la Caixa Econômica en 2013, siendo aprobado en 2015 por el Ministerio de Ciudades. Kaya Lazarini, arquitecta de la Usina, destaca la importancia de la autogestión: “A pesar de las limitaciones del programa habitacional, la comunidad logró moldear el proyecto de acuerdo a sus necesidades, fortaleciendo el sentido de pertenencia.”
Este modelo de gestión colectiva no solo permitió la construcción física de las casas, sino que también fortaleció la autonomía de la comunidad, garantizando que el nuevo barrio reflejara su cultura y prioridades. En 2014, el proyecto fue reconocido internacionalmente con una mención honorífica en el Concurso Regional de Alternativas para Vivienda Popular, en el Foro Social Urbano Alternativo y Popular, en Medellín, Colombia.
La participación de la asesoría técnica de la Usina, en colaboración con la ACMP y la JnT, en el proceso de lucha por el reasentamiento de la comunidad fue concluida en octubre de 2020, en acuerdo mutuo entre todas las partes. La obra pasó a ser conducida en régimen de cogestión. La empresa CAP Engenharia, con sede en São Luís (MA), asumió la responsabilidad de la ejecución del proyecto, bajo la supervisión e inspección directa de la ACMP, garantizando que los intereses y necesidades de la comunidad fueran respetados durante la finalización del reasentamiento.
Desafíos emocionales y la transición a Piquiá de la Conquista
A pesar del logro, el proceso de adaptación al nuevo barrio presenta desafíos emocionales. Para muchos residentes, el reasentamiento significa dejar atrás patios, ríos y árboles que, aunque afectados por la contaminación, formaban parte de la vida cotidiana y de los recuerdos de Piquiá de Baixo. El vínculo con la tierra, los espacios comunitarios y la naturaleza está profundamente arraigado, y esta ruptura identitaria provocada por el desplazamiento forzado genera cicatrices difíciles de sanar.
Una residente expresa este sentimiento: “Sabemos que es para nuestro bien, pero es doloroso dejar el lugar donde criamos a nuestros hijos, con nuestros árboles frutales y nuestros recuerdos. No podemos llevar los patios, el río o los árboles”, dice Dona Raimunda, conocida como Dona Doca.
Estos recuerdos y vínculos afectivos permanecen, incluso con el cambio físico, y el proceso de adaptación va más allá de las cuestiones materiales, requiriendo tiempo para que la comunidad reconstruya sus rutinas e identidad en Piquiá de la Conquista.
La lucha por la memoria y la justicia ambiental continúa
Con la inauguración de Piquiá de la Conquista, la comunidad ya vislumbra el próximo desafío: transformar el barrio Piquiá de Baixo en un Parque Ambiental. La mediación del Ministerio Público tiene como objetivo garantizar que áreas como el cementerio, la escuela y algunas casas sean preservadas, creando un espacio que actúe como un memorial vivo de la resistencia y de las batallas libradas por la justicia ambiental.
La comunidad insiste en que la reparación integral aún está lejos de alcanzarse. Las empresas responsables de la degradación deben rendir cuentas, y el Estado debe asumir su papel de fiscalización para que la contaminación en el área total de Piquiá de Baixo sea controlada y mitigada. Aunque 312 familias han sido reasentadas, muchas otras siguen viviendo en Piquiá, aún expuestas a la contaminación y necesitando soluciones urgentes.
Un ejemplo para Açailândia (MA) y para Brasil
La entrega de llaves en Piquiá de la Conquista simboliza la fuerza y la movilización de una comunidad que nunca se doblegó ante la injusticia ambiental. “Este momento es fruto de una larga caminata, pero no es el fin. La lucha por la dignidad continúa, y nuestra historia debe ser recordada. Dedicamos esta victoria al primer presidente de nuestra Asociación Comunitaria, el Sr. Edvard Cardeal, quien inició esta lucha y, lamentablemente, falleció debido a problemas respiratorios. Como él, muchas personas enfermaron o nos dejaron a causa de la contaminación. ¡Esta victoria también es de ellas!”, afirma Dona Tida, presidenta de la ACMP y una de las residentes que será reasentada.
Un ejemplo es Antônia Flávia Nascimento. Para ella, la muerte de su padre, Adelson Ferreira do Nascimento, en diciembre de 2020, hace que esta conquista sea profundamente emotiva para su familia. Adelson fue uno de los que creyó en el reasentamiento y luchó valientemente por él. Para Antônia, recibir las llaves representa más que garantizar un nuevo hogar: es una forma de honrar el legado y el esfuerzo de su padre. “Esta victoria también es suya”, afirma. La memoria de Adelson, así como la de tantos otros que fallecieron durante esta larga batalla, permanece viva en esta conquista.
Con las nuevas viviendas, las familias finalmente podrán vivir lejos del impacto directo de la contaminación. Sin embargo, las cicatrices dejadas por la degradación ambiental en Piquiá de Baixo continúan impulsando a la comunidad en su búsqueda por una justicia plena. La entrega de las llaves, aunque es una gran victoria, también representa un llamado a continuar la lucha por reparaciones más amplias. La comunidad mantiene la esperanza de transformar Piquiá de Baixo en un espacio de memoria, de renacimiento ambiental, y de apoyo a las familias de Piquiá de Cima, que hoy enfrentan problemas similares a los vividos en Piquiá de Baixo.
El evento, que marca la consolidación de un proceso histórico, refuerza que el reasentamiento de Piquiá de la Conquista no es solo una cuestión de vivienda. Se trata de una respuesta a la violación de derechos básicos, a la destrucción ambiental y a la lucha incansable por un futuro en el que comunidades como Piquiá no tengan que elegir entre salud y vivienda.
Leer el historial completo | Piquiá de Baixo: Una historia de lucha, resistencia y esperanza rumbo al Reasentamiento y a la Reparación Integral: aquí.
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