En el mensaje final de su encuentro celebrado la última semana de noviembre, en El Salvador, los obispos miembros del Secretariado Episcopal de América Central (SEDAC), hacen énfasis en temas como el cuidado de la Casa Común, la ecología integral y la migración.

Su mensaje cargado de esperanza y profecía analiza la realidad que se vive en América Central y en la búsqueda del cuidado de los más vulnerables, de quienes más están sufriendo.

El mensaje llama desde la esperanza a la protección y promoción de los migrantes y  ser comunidades de acogida, de defensa de la vida frente a esta realidad que es tan desafiante en América Central y que experimenta crisis cíclicas de mayor violencia e injusticia. «La migración en Centroamérica es un fenómeno que nos desafía, marcado por el dolor de la separación, el sufrimiento de la pobreza, la violencia y la búsqueda de una vida digna. Miles de hermanos y hermanas migran cada día, enfrentando riesgos inimaginables, dejándonos como testigos de su lucha por una esperanza que muchos de nosotros damos por sentada. El futuro requiere políticas que aborden las causas profundas de la migración y ofrezcan mejores oportunidades locales.»

 

La defensa de la dignidad de las personas y la creación con políticas responsables de cuidado

En su mensaje final los obispos centroamericanos, hacen un llamado urgente a los gobiernos de sus países para no permitir que la minería ingrese en los territorios, reconociendo este como un mal que deteriora la vida de las personas y del medio ambiente.

«Hacemos un llamado urgente a los gobiernos para que adopten las políticas responsables y sostenibles que respeten la dignidad de los pueblos y la casa común y que no permitan la explotación minera, ya que es necesario priorizar la vida humana y el medio ambiente sobre los intereses económicos que perpetúan el daño social y ecológico, respetando los acuerdos de Escazú Costa Rica, primer tratado regional de América Latina que promueve el derecho a acceder, oportuna y efectivamente a la información ambiental participar en la toma de decisiones que afecten el ambiente, y acceder a la justicia para asegurar el cumplimiento de las leyes y derechos ambientales, incluyendo disposiciones para la protección de personas, de defensores, del medio ambiente y derechos humanos.»

Este mensaje reúne también muchos de los sentires y los sueños del Encuentro fraterno de Obispos frente al Extractivismo, que se llevó el pasado octubre en  Panamá, donde obispos de América Latina que enfrentan a la minería, convocados por la red Iglesias y Minería se pronunciaron por seguir haciendo propuestas valientes, para la defensa y protección de la Casa Común, el agua y la vida.

Es importante recordar que en varios países de América Central como EL Salvador y Panamá, la iglesia católica ha tenido un papel fundamental en la protección de la creación y la dignidad humana, frente a la devastación minera, donde en ambos casos, se han logrado importantes avances para detener esta actividad, tan arraigada en el modelo económico actual, que de no cambiarse, seguirá profundizando la crisis ecológica que vivimos.

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