Hay quienes piensan que el Sínodo Amazónico afectará a la doctrina de la Iglesia y atacan a la Iglesia y al Papa Francisco. En realidad, defienden otros intereses. Pero no nos debe extrañar, ya que junto a Jesús caminaban también muchos de sus enemigos para luego criticarlo, indicó el Cardenal peruano Pedro Barreto Jimeno, al dirigirse a más de trescientas personas de la Iglesia Católica de Ecuador, reunidas para dialogar sobre temas de Ecología Integral y para enviar sus aportes al próximo Sínodo de la Amazonía, que se realizará en el Vaticano, del 6 al 27 de octubre.

“Algunos piensan que con la realización de este Sínodo Amazónico se afectará la doctrina de la Iglesia. En realidad, ellos están más preocupados por el contenido de la Fe que por las personas que desean vivir el encuentro personal y comunitario con Cristo. No es de extrañar estas críticas internas a la Iglesia y en especial a nuestro querido hermano Francisco, como lo suelen llamar los mismos indígenas a lo largo y ancho de la Pan-Amazonía. Jesús mismo las sufrió de sus enemigos que lo acompañaban a todas partes para observarlo hasta en los más pequeños gestos y acciones para criticarlo abiertamente”.

Luego subrayó que, ante la crítica de sus enemigos, Jesús no se quedó callado. Les llamó “hipócritas”, “sepulcros blanqueados” y advirtió a sus discípulos: “Hagan lo que ellos dicen, pero no hagan lo que ellos hacen”. Pero el pueblo sencillo, dijo en Cardenal Barreto, seguía a Jesús, como ahora sigue al Papa Francisco.

Durante su ponencia, en el acto que cerró formalmente los eventos públicos preparatorios al Sínodo Amazónico, Pedro Barreto, hizo notar la alianza entre quienes detentan el poder, sus políticos y el pequeño grupo de católicos que atacan al Papa Francisco y al próximo Sínodo:

“Los que detentan el poder económico y los políticos se unen a ese pequeño grupo de católicos para buscar cómo dejar fuera a Jesús y su misión de anunciar el Reino de Dios a los pobres y excluidos de la sociedad. Igual hoy sucede con el Papa Francisco y con todos aquellos que deseamos salir al encuentro de Cristo en el cuidado de la vida y de nuestra casa común desde el gran bioma que es la Amazonía y de las culturas ancestrales que se han desarrollado allí durante miles de años. Así el Papa Francisco afirma que “Los poderes económicos continúan justificando el actual sistema mundial, donde priman la especulación y una búsqueda de la renta financiera que tienden a ignorar todo contexto y los efectos sobre la dignidad humana y el medio ambiente” (LS Nº 54)

Por eso una hermana indígena colombiana afirmó en un encuentro realizado recientemente en Bogotá: “Los políticos no tienen tiempo para escucharnos, los empresarios menos; pero el Papa Francisco sí tiene tiempo para escucharnos con gusto y atención”. Este es un signo de los tiempos de esperanza y de acción conjunta.

Para el Cardenal Pedro Barreto, no hay ninguna duda: la unidad en la Iglesia Católica se da en torno al reconocimiento del Sucesor de Pedro, el Papa Francisco.

Finalmente, hizo un llamado para que los creyentes tengamos una mayor iniciativa en la defensa y cuidado de la Casa Común. «Para que seamos más astutos que los hijos de las tinieblas». Con este Sínodo, afirmó, estamos actuando como discípulos misioneros y cómo Jesús quiere: “ESCUCHAR, DISCERNIR y ACTUAR conforme a su voluntad. Ésta es nuestra fuerza imparable. Es que la Iglesia está despertando del letargo y la indiferencia. Como Iglesia Católica hemos levantado la voz ante el clamor de la tierra y de los pobres al mirar, con ojos de fe y esperanza a la gran Amazonía y a los que viven en ella”.

Cristo es la luz del mundo “quien me sigue no caminará en tinieblas”. Con esa seguridad que nos ofrece Jesús, el Señor Resucitado, escuchamos el clamor de la tierra y el Grito de los pobres; buscamos, a través del discernimiento espiritual, la voluntad de Dios, a fin de actuar juntos en los “Nuevos caminos para la Iglesia y para una Ecología Integral”, iluminados y fortalecidos con las orientaciones de la Evangelii Gaudium y de la Laudato SI’ en colegialidad episcopal y sinodalidad eclesial. Porque como Greta Thumberg, de 16 años: “Los jóvenes nos reclaman un cambio. Ellos se preguntan cómo es posible que se pretenda construir un futuro mejor sin pensar en la crisis del ambiente y en los sufrimientos de los excluidos” (LS Nº 13)

 Compartimos el texto de la Ponencia del Cardenal Pedro Barreto: 

 Este Congreso cierra la preparación inmediata al Sínodo Amazónico

En este encuentro sentimos la esperanza y la alegría del Pueblo de Dios en la Amazonía. Nuestros hermanos y hermanas que viven en ella nos ofrecen motivos suficientes para mantener viva la esperanza y la alegría de ser hijos e hijas de Dios. Al contemplar la belleza de la creación de Dios nos sentimos criaturas amadas desinteresadamente por Dios que nos invita a cuidar la Casa Común que está habitada por personas, con sus culturas propias, sus tradiciones y cosmovisiones. Aprendemos de ellos a cuidar la vida, la tierra y el agua. Y como dice el Papa Francisco: “El gemido de la hermana tierra se une al gemido de los abandonados del mundo, con un clamor que nos reclama otro rumbo. Nunca hemos maltratado y lastimado nuestra casa común como en los últimos dos siglos” (Laudato Si’ Nº 53). Por eso la convocatoria del Sínodo para la Amazonía.

¿Qué es un Sínodo?

Etimológicamente la palabra sínodo viene del griego: syn = con o juntos y odos = camino. Entonces Sínodo es caminar juntos. Es decir, una reunión de obispos que piensan, disciernen y actúan juntos sobre un determinado tema. Las conclusiones se formulan en propuestas para hacérselas llegar al Papa Francisco.

¿Por qué un Sínodo espacial para la Amazonía?

La Amazonía conserva el mayor bosque tropical del planeta que purifica el dióxido de carbono limpiando la atmósfera; posee la mayor cantidad de agua dulce del mundo.

Miles de años antes de la llegada de los europeos al “nuevo mundo” a la Amazonía, ella ya estaba modelada y habitada por seres humanos. Ellos aumentaron la biodiversidad botánica introduciendo plantas de un lugar a otro de la Amazonía. Mejoraron la calidad de los suelos incorporando materia orgánica. La sabiduría de los pueblos originarios se mantiene hasta hoy.

¿Por qué el Sínodo sobre la Amazonía en la ciudad del Vaticano?

En el número 38 de la Laudato Si’ se indica que “no se ignora la importancia de esos pulmones (Amazonía, Cuenca Fluvial del Congo.) para toda la humanidad”. Por tanto, si tiene efectos positivos para el planeta y si la Amazonía es un “espejo de lo que sucede en el mundo y en la humanidad” entonces es lógico y evangélico escoger Roma como lugar de realización del Sínodo. En Palabras del Papa Francisco se experimenta un movimiento eclesial “del centro a la periferia”. Por otro lado, los habitantes de la Amazonía van comenzando a dejar de ser “invisibles” para la sociedad. Con la convocatoria del Sínodo por el Papa Francisco el 15 de octubre de 2017 los pueblos amazónicos se están convirtiendo en el centro de las preocupaciones pastorales de la Iglesia.

¿Por qué el Sínodo sobre la Amazonía ha despertado críticas en algunos pequeños sectores de la Iglesia y de la sociedad?

Dentro de la Iglesia algunos que piensan que con la realización de este Sínodo Amazónico se afectará la doctrina de la Iglesia. En realidad, ellos están más preocupados por el contenido de la Fe que por las personas que desean vivir el encuentro personal y comunitario con Cristo. No es de extrañar estas críticas internas a la Iglesia y en especial a nuestro querido hermano Francisco, como lo suelen llamar los mismos indígenas a lo largo y ancho de la Pan-Amazonía. Jesús mismo las sufrió de sus enemigos que lo acompañaban a todas partes para observarlo hasta en los más pequeños gestos y acciones para criticarlo abiertamente. Jesús no se queda callado. Les dice “hipócritas”, “sepulcros blanqueados” y advierte a sus discípulos y a nosotros también: “Hagan lo que ellos dicen, pero no hagan lo que ellos hacen”. Pero el pueblo sencillo seguía a Jesús, como ahora a Francisco.

Los que detentan el poder económico y los políticos se unen a ese pequeño grupo de católicos para buscar cómo dejar fuera a Jesús y su misión de anunciar el Reino de Dios a los pobres y excluidos de la sociedad. Igual hoy sucede con el Papa Francisco y con todos aquellos que deseamos salir al encuentro de Cristo en el cuidado de la vida y de nuestra casa común desde el gran bioma que es la Amazonía y de las culturas ancestrales que se han desarrollado allí durante miles de años. Así el Papa Francisco afirma que “Los poderes económicos continúan justificando el actual sistema mundial, donde priman la especulación y una búsqueda de la renta financiera que tienden a ignorar todo contexto y los efectos sobre la dignidad humana y el medio ambiente” (LS Nº 54)

Por eso una hermana indígena colombiana afirmó en un encuentro realizado recientemente en Bogotá: “Los políticos no tienen tiempo para escucharnos, los empresarios menos; pero el Papa Francisco sí tiene tiempo para escucharnos con gusto y atención”. Este es un signo de los tiempos de esperanza y de acción conjunta.

El sucesor del apóstol Pedro: signo de unidad en la Iglesia

El Concilio Vaticano II, en la Constitución dogmática sobre la Iglesia “Lumen Gentium” Nº23 nos dice:

“El sucesor del apóstol Pedro, el Obispo de Roma, es el perpetuo y visible principio y fundamento de la unidad entre los obispos y la multitud de fieles”. Con estas palabras el Concilio ha afirmado que es el Obispo de Roma, el Papa que unifica a todos los bautizados en torno a Cristo como Cuerpo suyo y miembros del Pueblo Santo de Dios. San Jerónimo decía: “Desconocer las Sagradas Escrituras es desconocer a Cristo”. Podemos decir también que desconocer al sucesor de Pedro, es desconocer a Cristo.

“Los Hijos de la Luz más astutos que los hijos de las tinieblas…”

Alguno me diría que he puesto al revés esta cita de Jesús. Es verdad ahora estamos actuando como discípulos misioneros y cómo Él quiere: ESCUCHAR, DISCERNIR y ACTUAR conforme a su voluntad. Ésta es nuestra fuerza imparable. Es que la Iglesia está despertando del letargo y la indiferencia. Como Iglesia Católica hemos levantado la voz ante el clamor de la tierra y de los pobres al mirar, con ojos de fe y esperanza a la gran Amazonía y a los que viven en ella.

En el Texto, Jesús indica que el dueño de la empresa alabó a su administrador injusto porque hizo las cosas con astucia para provecho personal. De esta manera y por eso, Jesús nos amonesta por nuestra falta de iniciativa en favor del interés de los pobres y excluidos y nos advierte que “Los hijos de este mundo son más astutos que los hijos de la luz” (Lc. 16,8)

Estamos ya en la recta final de la preparación inmediata del Sínodo especial sobre la Amazonía que se realizará en Roma del 6 al 27 de octubre próximo. Y ahora por la preocupación de los políticos y empresarios sobre la Amazonía podemos decirle al Señor que ahora los hijos de la luz son más astutos que los hijos de las tinieblas.

Cristo es la luz del mundo “quien me sigue no caminará en tinieblas”. Con esa seguridad que nos ofrece Jesús, el Señor Resucitado, escuchamos el clamor de la tierra y el Grito de los pobres; buscamos, a través del discernimiento espiritual, la voluntad de Dios, a fin de actuar juntos en los “Nuevos caminos para la Iglesia y para una Ecología Integral”, iluminados y fortalecidos con las orientaciones de la Evangelii Gaudium y de la Laudato SI’ en colegialidad episcopal y sinodalidad eclesial. Porque como Greta Thumberg, de 16 años: “Los jóvenes nos reclaman un cambio. Ellos se preguntan cómo es posible que se pretenda construir un futuro mejor sin pensar en la crisis del ambiente y en los sufrimientos de los excluidos” (LS Nº 13)

Desde Quito, capital de la República del Ecuador y desde esta Iglesia Ecuatoriana, escuchamos el clamor de la tierra y de los pobres y unidos con el Papa Francisco decimos al mundo: “Caminemos cantando. Que nuestras luchas y nuestra preocupación por este planeta nos quiten el gozo a la esperanza” (LS Nº 244)

QUITO, 13 de setiembre, 2019. Cardenal Pedro Barreto Jimeno, Arzobispo de Huancayo, Vice presidente de REPAM, Designado por el Papa Francisco como uno de los tres presidentes del Sínodo Amazónico