La red Iglesias y Minería, una red ecuménica en América Latina, que ha trabajado acompañando a las comunidades y territorios, a las organizaciones de fe e iglesias que enfrenten el modelo extractivista, cumple 10 años de existencia, en el marco de una situación de gran degradación de la Tierra, pero sobre todo de un sistema que se vuelve cada vez más violento y que lo degrada todo, la política, la sociedad, la economía. La red Iglesias y Minería, asume con más fuerza su compromiso para denunciar este sistema que se basa en la extracción de materias primas, que mira a los territorios como espacios de saqueo y los convierte en zonas de sacrificio. Desde las voces de una gran asamblea autoconvocada en la que intervienen organizaciones basadas en la fe, organizaciones comunitarias, colectivos, agentes pastorales y defensores de la vida y de la Madre Tierra, recuerdan la esperanza apocalíptica que nos invita a creer que es posible enfrentar al «imperio» a los «imperios» y sostener la esperanza en tiempos nuevos, esperanza que se hace carne en acciones concretas y cotidianas de organización colectiva, de resistencia y de alternativas de vida que vienen revolucionariamente desde los territorios afectados, que son quienes más sufren.

En sintonia con el reciente llamado de Laudate Deum que asienta la urgencia de enfrentar al sistema que genera heridas de muerte en las personas y la naturaleza.

A continuación compartimos el comunicado final del Encuentro, celebrado en Guatemala, la primera semana de noviembre 2023.

Felicidades….!Coraje! …. Red Iglesias y Minería!

 

COMUNICADO FINAL «10 años Red Iglesias y Minería»

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Luego de 10 años de memoria y resistencia junto a comunidades martirizadas por las economías y políticas extractivistas, celebramos del 3 al 8 de noviembre, en la ciudad de Guatemala, el V Encuentro Continental de la Red Iglesias y Minería. Nos reunimos 80 personas de 16 países latinoamericanos y de la Europa amiga, que venimos de comunidades indígenas, campesinas y urbanas afectadas por la minería – líderes religiosos y espirituales, miembros de los nodos locales y organizaciones que componen la red. Nos encontramos para evaluar y reafirmar nuestro compromiso por la defensa de toda la creación, los derechos territoriales, así como, los modos de vida de los pueblos y poblaciones afectadas por el extractivismo y el calentamiento global.

 

Nuestro encuentro acontece en un contexto de creciente deterioro de la democracia; influyente incidencia del militarismo, los autoritarismos y neo-fundamentalismos que alimentan políticas de violencias patriarcales, coloniales y capitalistas que acentúan las brechas de desigualdad y afecta a las comunidades, niños, jóvenes y mujeres históricamente excluidas.

 

Al iniciar esta declaración queremos expresar nuestra solidaridad con el pueblo guatemalteco, que como muchos pueblos de la región  viene luchando por construir una sociedad libre de injusticias y atropello a sus derechos; con el pueblo palestino, víctima del mas atroz genocidio perpetrado por las guerras imperiales en su apropiación ilegítima de los bienes naturales.

 

En estos 10 años de caminar en esta querida América Latina sufrida y saqueada, nos resistimos a creer que no hay salidas al actual modelo de desarrollo, basado en el extractivismo minero, que revive y replica la invasión y exterminio colonialista; hoy  en su expresión de capitalismo verde  neoextractivista. En esta resistencia, desde la fe y alimentada por las espiritualidades del continente, han sido los pueblos ancestrales nuestros guías y sabios que nos han permitido reconocer a Dios padre y madre en la Naturaleza.

 

En estos 10 años de camino hemos transitado de la indignación, por los desastres mineros que nos han golpeado el corazón, a la acción concreta manifestada en la investigación, en la documentación, en la incidencia y en el crecimiento de la red a nivel continental. Allí donde hay vulneraciones a los derechos y a la vida, allí la Red se convierte en un espacio de acogida, de solidaridad y comunidad. Nos reafirmamos y nos enriquecemos desde el Abya Ayala con aquellas espiritualidades que alimentan la esperanza y protegen la Madre Tierra con relaciones de ternura, respeto y permiso. Esto dio vida a la comunidad ecoespiritual.

En este caminar también, nos hemos encontramos con aquellas miradas y prácticas eclesiales que se sostienen en la teología de la prosperidad, que legitiman el saqueo de la naturaleza y bendicen los extractivismos.

 

Las grandes esperanzas, desafíos e indignaciones que nos juntaron y nos han permitido caminar en estos diez años, no hubieran sido posibles sin la presencia de los Espíritus que nos dan la fuerza para dialogar en el seno del Vaticano, con los grandes bancos europeos y con los Estados que financian este modelo destructor y de muerte.

 

En este marco, hacemos un llamado a las Iglesias a encarnarse y caminar unidas a las comunidades y pueblos, acompañándoles en las durísimas luchas de resistencias que les toca enfrentar para sobrevivir ante las agresiones del capitalismo que reproduce todas las formas de la violencia patriarcal, colonial y extractivista, y, que no se detiene ante nada en su afán voraz e insaciable de acumulación y ganancia a cualquier costo. Alertamos a las comunidades y denunciamos propuestas evasivas y falsas promesas de prosperidad que son ilusorias, así como, los anuncios de salvación de grupos religiosos reaccionarios que se alejan de la defensa de los derechos humanos inalienables de toda persona.

 

Como Iglesias no podemos ser cómplices y tibios ante los que amenazan la vida y el futuro de nuestros pueblos y comunidades. Reconocemos que el verdadero camino nos lo indican los pueblos originarios y afrodescendientes en sus territorios y con su profunda espiritualidad, que saben vivir en armonía con la creación y se convierten en los cuidadores de la casa común.  Como iglesias hemos de acompañar con determinación la lucha por la visibilidad y la identidad de estos pueblos históricamente excluidos.

 

Advertimos una peligrosa amenaza a la vida y a las luchas de los pueblos por la defensa de la Madre Tierra en cada territorio sacrificado. El llamado ecologismo de la transición energética, impulsado por las élites globales, es un engaño que busca la perpetuidad del modelo de desarrollo extractivista y la promesa del progreso tecnológico, en la era de la digitalidad, la Inteligencia Artificial y la robótica, para beneficio de las élites tecnocráticas y financieras articuladas al Foro Económico Mundial. Este proyecto del poder global intenta pasar de los combustibles fósiles -(gas y petróleo) que organizó su modelo de saqueo durante más de cien años, y que ha causado la mayor herida a la Madre Tierra- a la profundización de la minería metálica, base de la organización del nuevo modelo de destrucción extractivista. Así, buscan  sostener su estilo de vida de acumulación, derroche y desigualdad. En este “nuevo” modelo de desarrollo,  el 70% de la población humana queda  sobrando.

 

Avivamos nuestro compromiso con quiénes sufren por este modelo devorador, en sus clamores reconocemos también la fuerza de su esperanza, que nos inspira y que nos mueve a ser tejedores y tejedoras de nuevas posibilidades para este mundo. La resistencia, la alegría y la esperanza que  emana de los territorios es y seguirá siendo la  inspiración de nuestro servicio.  El río, el bosque, las montañas, la Amazonia,  la Patagonia nos llaman a abrazarnos con ternura y con coraje. Celebramos la victoria por la defensa del Yasuní y el Chocó Andino en Ecuador. El camino es largo y los tiempos cada vez más difíciles, sin embargo, nos sentimos renovados en la valentía de Jesús, en su opción por la defensa de la vida y así cantamos y gritamos junto a miles de hermanas y hermanos que: ¡Seguiremos luchando! ¿Hasta cuándo? Hasta siempre!

 

Guatemala, 7 de noviembre 2023