Luisa, es una madre joven, y está sentada sobre la canoa mirando firmemente a su casa, de la que se está alejando. Lleva un maletín grande y sus ojos llenos de lágrimas. Los otros pasajeros le  preguntan que si está bien y a dónde va. Ella responde que está viajando lejos, cruzando toda la Amazonía para llegar a Madre de Dios, donde le han ofrecido un puesto de cocinera. Le han prohibido ir con su hijo de menos de dos años, «para que se dedique a trabajar bien» le han dicho.  Durante alrededor de 4 meses alguien (que ella no conocía) le ha estado contactando por redes sociales, para decirle que en este lugar del país hay muy buenas oportunidades de trabajo y que pagan bien. Ella no conoce quiénes son, a dónde van, cuánto le van a pagar,a dónde va a llegar.
Madre de Dios, en la Amazonía peruana, es uno de los sitios más explotados por la minería ilegal en el mundo. A menudo se escuchan historias de mujeres que son engañadas por puestos de trabajo, que terminan en el horror de la prostitución o del tráfico de drogas, ligadas a esta otra actividad ilícita. 

En América Latina, esta realidad es una llaga abierta. Cada día cientos de personas (en su mayoría mujeres, niñas y niños) son traficadas de distintas maneras, trayendo al mundo moderno, la memoria de esclavitud, separación y muerte que ha sucedido en la historia de la humanidad.
En América Latina y África, niños son utilizados para ingresar a las dragas, a zambullirse en el lodo tóxico para buscar oro. Mujeres y adolescentes, son tratadas en los lugares donde los trabajadores de la minería frecuentan en las noches. Mujeres que son sometidas a los peores abusos, retirados sus documentos, incomunicadas con sus familias. Traficadas para la prostitución. En situaciones de frontera, de pobreza, de migración, los riesgos de ser traficados, se exacerban.

Hoy, 8 de febrero, se conmemora la Jornada Mundial de Oración contra la Trata. La Red Mundial de lucha contra la Trata da a conocer que, miles de personas de todo el mundo -en numerosas parroquias, comunidades, asociaciones- se reunirán para reflexionar, rezar, compartir su experiencia de compromiso contra este fenómeno mundial.

Trata de personas y minería:
La Red Iglesias y Minería señala enfáticamente, que uno de los grandes impactos de la presencia y la llegada de actividades extractivistas a las comunidades, pueblos y ciudades en todo el continente es la trata de personas. Esta consecuencia de las actividades mineras, suele ser muchas vez un «secreto a voces»: mujeres en condiciones de pobreza y extrema pobreza que con engaños son llevadas a los alrededores de las minas. Hombres y niños que son usados como mano de obra, en condiciones inhumanas, sin pago. Pero no solo se asocia a la minería ilegal, alrededor de los campamentos de las grandes minas, a cargo de grandes transnacionales, el tráfico de personas es también un grave impacto social. Todo ello vinculado a «prestar servicios» a quienes están vinculados con la minería.

Por eso, hoy nos unimos al testimonio de Bakhita le Baka, con quien la Iglesia resalta un símbolo de las lucha contra la injusticia provocada por el machismo que deshumaniza y mata. Ella encarna también una espiritualidad que nos mueve a los cristianos a comprometernos con mística en la lucha contra la trata.

Enfrentar la minería  significa enfrentar muchos flagelos contra la vida y la humanidad.

Oremos en acción permanente.