Juan López, padre, hermano, hijo, compañero, animador de la palabra, pedagogo, líder político y sobre todo defensor de la vida, fue asesinado ayer, 14 de septiembre, a la salida de la iglesia.

Luchaba contra el Monstruo de Siete Cabezas. Así es como llaman en Tocoa a este megaproyecto de siete patas: dos minas de óxido de hierro construidas en un espacio supuestamente protegido (el Parque Nacional Montaña Botaderos), la termoeléctrica ya construida y que si se enciende robará el agua que los municipios necesitan para vivir del río Guapinol y sus afluentes, una planta peletizadora que funcionará con la energía de la termoeléctrica —a base del contaminante coque de petróleo— y tres pozos de agua que secarían la tierra.

Juan, contaba con medidas cautelares ordenadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) desde octubre de 2023 por amenazas contra él y otros ambientalistas de Tocoa.  Parece que todos estos protocolos son inútiles contra  la violencia empresarial, ilegal, estatal.  Fue perseguido, amenazado, criminalizado y ahora ha sido asesinado por seguir haciendo lo que creía.

Juan andaba con cuidado, pero su indignación lo impulsó a nunca callar. Enfrentaba como el mismo decía a grandes intereses empresariales, de inmensos capitales, al narcotráfico y sus tentáculos ilegales, en los últimos meses, pidió la salida de colegas muy cercanos al poder político, por haberse denunciado escándalos de corrupción y vínculos ilegales. «Si uno sale de su casa, siempre tiene en mente que no sabe qué le puede pasar, si puede volver», afirmó López en varias entrevistas.

La Red Iglesias y Minería expresa su dolor e indignación y se solidariza con sus compañeros de lucha y su familia

El delito de Juan fue cuidar la casa común, defender la vida, el agua y la naturaleza, denunciando a los poderes políticos y económicos que pretendían destruir la montaña Carlos Escaleras y asesinar los ríos Guapinol y San Pedro. Por eso lo mataron.

El mártir ambientalista Juan López, en su calidad de regidor del municipio de Tocoa, era muy crítico del actual alcalde Adán Fúnez, quien hace unas semanas apareció en un video publicado por Insight Crime negociando con narcotraficantes.

«Nos queda su legado, su ejemplo de lucha, su compromiso cristiano de cuidar y defender a las comunidades y a la naturaleza. Su legado nos impulsa a seguir con más amor, coraje, dolor e indignación, pero también con más determinación en estas luchas a favor de la vida.

El asesinato de Juan López no es un asesinato aislado, forma parte de una estrategia de terror e impunidad de autoridades y empresas extractivistas para imponer sus políticas económicas de saqueo y destrucción de los territorios y de la naturaleza.» expresa el comunicado.

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Las luchas desde la Iglesia

Juan López era  delegado de la palabra de Dios en la parroquia San Isidro Labrador, en la zona, además de un comprometido líder comunal. Él aseguraba que la iglesia lo formó en la fe, le inculcó el compromiso con los pobres y la lucha por la defensa de la justicia y verdad.

Era un adolescente de apenas 15 años cuando se convirtió en un damnificado debido a los daños que a su paso dejó en Colón, la Tormenta Gert, en el año 1993. Esa tragedia lo hizo formar parte del Comité Regional de Damnificados del Aguán (COREDA), y en esta época empezó a involucrarse en el trabajo comunitario.

Después pasó a ser parte de una estructura denominada Comité Campesino Organizado Produciendo y Comercializando Como Hermanos (COPROCOHER), una organización que lo llevó a dar sus primeros pasos en el mundo de la lucha social.

Con la llegada de empresas a la zona de El Aguán (que comenzaron a sembrar palma africana, banano, cítricos, y a hacer turismo), Juan López,  comenzó a ser testigo de la forma en la cual las tierras de muchas comunidades eran arrebatadas a través de la represión, el hostigamiento y la persecución.

Pero López se puso a prueba cuando se incorporó en un frente de lucha contra la minería, empresas que llegaban a la región asediando las tierras, los territorios y los ríos de la zona. Así fue como ocupó el cargo de coordinador del Comité Municipal de Defensa de los Bienes Comunes y Públicos de Tocoa; integra, además, la Comisión sobre Tierra y Ambiente de la Diócesis de Trujillo. Desde estos espacios luchaba contra las empresas transnacionales que destruyen los recursos de la zona.

Recordamos a Juan en la última asamblea de la Red Iglesias y Minería (RIM)  en Guatemala, hablaba con valentía y rabia analizando la situación de las presencias ilegales en territorios ya devastados por la violencia extractivista. La última Semana Santa, compartió una reflexión con la RIM desde su miedo, su angustia y también su esperanza: Nada esta terminado, todo está por decidirse. Jesús es el referente ético que dirige este proceso de cambio, incluso pasando por la cruz, sufriendo todo el peso del odio y la criminalidad institucional imperial, se abre paso hacia otro mundo posible que está en marcha y tiene rostro de pueblos originarios, garífunas, mujeres, juventudes, comunidades que se levantan, la unidad de tan pintoresco movimiento social concentra la fuerza para transformar este orden injusto.  – Juan López.  Texto completo de Juan aquí . 

Con rabia, dolor e indignación acompañamos solidariamente a su esposa, su hija, su familia, sus compañeros y compañeras, exigimos investigación, justicia y sobre todo, en su nombre renovamos nuestro compromiso por defender la vida, proteger los ríos, las montañas, los niños y su presente y futuro.

Gracias Juan, por tu vida, por tus sueños con otro mundo posible, por tu indignación y coherencia, por tu esperanza y todo lo que has sembrado.