El 2022, en Montreal, Canadá 188 países reunidos en la primera Cumbre sobre Biodiversidad acordaron conservar el 30% del planeta hasta el año 2030 (30X30). Han pasado casi 2 años de este acuerdo y las circunstancias para el planeta son cada vez más críticas. La crisis climática que se enfrenta a llegado a niveles que los científicos alrededor del mundo están nombrando de estar al límite de ser irreversible.
La historia de la COP16, nace en 1992, durante la Cumbre de la Tierra, celebrada en Río de Janeiro, donde se establecieron tres acuerdos para coordinar esfuerzos internacionales y abordar los problemas ambientales globales:
- La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático: Es la cumbre más conocida en temas ambientales, que convoca a 196 países y a la Unión Europea. Establece un marco global para abordar el cambio climático.
- La Convención sobre Diversidad Biológica, que en su edición pasada en Canadá establecido hitos como el 30×30, para la conservación de áreas naturales, incluyendo terrestres, marinas y de agua dulce, convirtiéndolas en áreas protegidas para final de esta década.
- La Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación: que aborda la prevención de la desertificación y la degradación de las tierras, esta cumbre es el único acuerdo internacional legalmente vinculante que une el ambiente y el desarrollo sostenible con la gestión y restauración de las tierras secas, que representan un tercio de la superficie terrestre del planeta.
Las tres están interrelacionadas y apuntan a un mismo objetivo global, la protección del ambiente para hacer frente a la triple crisis planetaria: el cambio climático, la pérdida de la biodiversidad y la contaminación.
Una cumbre que exige acciones de implementación, desde la realidad de quienes protegen los territorios
La COP16, que se celebra desde esta semana en Cali, tiene el gran desafío: el ser un encuentro más, donde se discuten compromisos que no se llegan a implementar, o como Susana Muhamad, Ministra de Ambiente de Colombia y presidenta de la COP16, lo ha dicho: : “El éxito de estos acuerdos está en su implementación y en la capacidad de las partes de actuar para hacer frente a la triple crisis. Las COP no pueden ser un camino para seguir negociando los compromisos, ya hemos alcanzado acuerdos históricos para la protección del planeta y por eso, debemos generar los mecanismos para su implementación”.
Lastimosamente una de las grandes críticas al evento a la COP15, ha sido la deuda histórica con los pueblos indígenas, como lo señala Aministía Internacional en su comunicado luego del cierre del evento (2022): «los Estados no han reconocido plenamente la inmensa contribución de los pueblos indígenas a la conservación de la biodiversidad, y al no hacerlo los han puesto en mayor peligro de sufrir violaciones de derechos humanos.»
Por ello, garantizar la presencia de los pueblos indígenas en las discusiones y reflexiones sobre diversidad biológica es vital. Su contribución para pensar la conservación, la vida en todas sus formas, desde sus raíces culturales, espirituales y políticas es crucial, para que como humanidad se puedan generar verdaderos acuerdos globales. Acuerdos globales que no dependan de firmas y presupuestos, sino también de cambios de modelos de vida. Sin estos compromisos, no será posible la meta deseada al 2030, no es posible conservar la biodiversidad del planeta si la manera de consumo no se transforma.
«Protejan la Creación —agregó— porque, si destruimos la Creación, ¡la Creación nos destruirá a nosotros!»
El Papa Francisco a lo largo de su magisterio llama a la defensa de la vida en todas sus formas, haciendo un énfasis especial en los cuidadores y protectores de esta biodioversidad y las amenazas que enfrentan.
La iglesia católica y muchas organizaciones de fe estarán presentes en este espacio, donde se esperan compromisos concretos y reales sobre como frenar y enfrentar la crisis climática, con una agenda diversa que intenta esta mirada integral, como lo plantea la Encíclica Laudato Sí, donde une la crisis ambiental y ecológica a la cultural, política, social y que tiene sus raíces en el modelo económico en el que el mundo vive.
La minería: una de las mayores amenazas contra la biodiversidad
La red Iglesias y Minería desde su trabajo de acompañamiento a las comunidades afectadas por la minería, reconoce que sin los pueblos indígenas y tradicionales, campesinos, negros, pescadores es imposible alcanzar la justicia climática. Su rol en la defensa de los espacios, por su relación con ellos es determinante para que cifras internacionales indiquen que donde están ubicados estos pueblos, existen niveles muchos más elevados de conservación biológica.
Los niveles de violencia por defender la biodiversidad, el medio ambiente también esta creciendo. El Marco Mundial de la diversidad biológica, acordado en la COP15, que debe dar continuidad esta COP16, tiene como objetivo abordar la pérdida de biodiversidad, restaurar los ecosistemas y proteger los derechos de los Pueblos Indígenas.
Desde diversos sectores de la Iglesia la mirada ecoespiritual para la protección y conservación de la biodiversidad es determinante para asegurar su existencia. Los seres humanos, no somos los únicos seres que habitamos estos espacios, compartimos la vida y convivimos con una diversidad de seres animales, vegetales y espirituales, que se encargan del cuidado y de garantizar que la vida, pueda continuar. estas relaciones, son puestas en peligro con todas las actividades de violencia contra la biodiversidad.
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