Al conmemorarse 50 años de la Conferencia Episcopal de Medellín, el Cardenal Peruano Pedro Barreto indicó que lo más valioso fue el hecho que allí nació una iglesia pascual, que se arriesga y se atreve a poner en práctica las orientaciones del Concilio Vaticano II en la realidad latinoamericana.

“Yo diría, afirmó en Cardenal Barreto, que lo valioso de Medellín no es solamente el documento en sí mismo, sino el hecho de una Iglesia latinoamericana que se atreve, que se arriesga prontamente (como María a visitar a su prima Isabel), después de dos años y medio de concluido el Concilio Vaticano II, iniciado por Juan XXIII (El Papa Bueno) y continuado con el Papa Pablo VI (que próximamente va a ser canonizado juntamente con Monseñor Oscar Arnulfo Romero). Esto me parece a mí muy importante indicarlo: Es una Iglesia Pascual, una Iglesia que se atreve a aplicar las orientaciones del Concilio Vaticano II para América Latina, en una situación muy compleja, como la que vivimos hoy en nuestra América.”

Durante su ponencia en el Congreso que conmemora los 50 años de dicha Conferencia y que es organizado por el CELAM, la CLAR y la Arquidiócesis de Medellín, el Cardenal Barreto, arzobispo de Huancayo y vicepresidente de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), recalcó también que, “la propia elección del Papa francisco, el primer papa latinoamericano, es fruto de toda esta historia de la Iglesia Latinoamericana, en fidelidad no solamente a las orientaciones del Vaticano II, sino también y fundamentalmente fidelidad a un Cristo que sufre, a un Cristo que muere y a un Cristo que resucita”.

Para Monseñor Barreto el Concilio Vaticano II, la Conferencia de Medellín y el latinoamericano Papa Francisco son signos de la renovación y la reforma que estamos viviendo en la Iglesia y que debemos todos implementar”.

Como es de público conocimiento, la Conferencia de Medellín “destacó especialmente la pobreza de la Iglesia como testimonio y como expresión de coherencia con la opción a favor de los pobres”. Sin embargo, esta opción no fue aceptada o asumida adecuadamente por muchos miembros de la Iglesia en América Latina. Por ello, monseñor Barreto destacó que fue el Papa Benedicto XVI quien puso el punto final a estos debates y enfrentamientos al interior de la Iglesia:

“Recuerdo vivamente esta frase muy inspirada y profundamente teológica que cerró años de discusión, de sufrimiento, de enfrentamiento en la Iglesia de América Latina, cuando en discurso inaugural de Aparecida, el Papa Benedicto XVI indicó que la opción preferencial por los pobres está implícita en la fe cristológica”. En esa misma línea de pensamiento, recordó el Cardenal Pedro, el propio Papa Francisco afirmó a los 3 días de ser elegido afirmó: “Cuanto deseo una iglesia pobre y para los pobres”.

“Es en ese espíritu que el Papa Francisco está realizando la reforma teológica – pastoral de la Iglesia, según las orientaciones del Concilio Vaticano II. Yo puedo decir que sin el Vaticano II no tendríamos Medellín, sin Medellín, Puebla y Santo Domingo no tendríamos Aparecida; y sin Aparecida y Benedicto XVI no tendríamos a Francisco”.

Finalmente, el expositor invitó a asumir la conversión y la reforma de la Iglesia, según la promueve y anima el actual sucesor de Pedro. Dejar de lado la autoreferencia, ser una iglesia pobre para los pobres y descartables, superar la suciedad al interior de la Iglesia, rechazar con valentía los abusos sexuales, de poder y de consciencia que debemos superar. Tenemos que discernir y actuar ahora, escuchando la palabra de Dios.