Nota escrita por la Hna Gladis Montesinos, religiosa, miembro de REPAM Bolivia,  ganadora del Premio de la Paz de Pax Christi 2024,  y participante de la III Caravana por la Ecología Integral organizada por la Red Iglesias y Minería

 

“Un día vino un hombre a nuestra comunidad, había sido un empresario. Vino y quiso hacerse amigo de nosotros. Empezó ganándose nuestra amistad.  Empezó a traernos víveres y después nos hacía trabajar y nos pagaba con víveres. Después traía alcohol, aprendimos a tomar y emborracharnos, esto trajo problemas en nuestras familias.  Nosotros solo usábamos la chicha para nuestro ritos y momentos importantes. Un día nos dice: “les ayudaré a que titulen su tierra yo les ayudaré con documentos” nos cambiaron el apellido, no teníamos conocimiento de fecha de nacimiento, pero así nos inscribieron. Aparecimos con otro apellido era raro, pero no sabíamos ¿por qué?… paso el tiempo y el hombre apareció con documentos diciendo que ya estaba titulado, pero todo a su nombre. No entendimos lo que quería decir. Después de unos años sufrimos un intento de desalojo por la fuerza policial bajo su orden y una niña de nuestra comunidad resulto muerta. La encontramos después de 4 días con un disparo en el cuello al borde del rio. Ella tenia 14 años. Nuestra comunidad ya no aparecía en sistema.

Cuando hicimos carnetización nos decían que teníamos que decir que hemos nacido en otro lugar si no, nos daban nuestro carnet. Hasta hoy seguimos resistiendo con amenazas a ser desalojados. Hemos vivido en este lugar muchos años no sabemos cuántos, pero aquí están enterrados nuestros abuelos, tatarabuelos. Hemos andado este monte desde que nacimos. ¿Acaso no somos personas, no tenemos valor, acaso somos basura? ¿por qué nos tratan así? No hay justicia por nuestra niña, ni para nosotros, tampoco por nuestra comunidad.

Nuestros derechos no son respetados. Para qué celebrar derechos humanos si no existen, porque nosotros tampoco existimos para el estado. A dónde nos votarán. Ya han negociado nuestra comunidad, cualquier momento nos sacarán de aquí, queremos justicia”.

 

Celebrar el Día Internacional de los Derechos Humanos es propicio para para seguir escuchando el grito de los pueblos cuyos derechos y vidas que siguen siendo violentadas, despojadas y sacrificadas ya sea por el extractivismo salvaje, el modelo de desarrollo depredador, las falsas soluciones, la transición minero energético  y otros en diversas comunidades de la amazonia, América latina y el caribe; No debemos olvidar la memoria histórica de los pueblos para evitar que se repitan actos crueles de muerte y genocidio. Algunos dicen ¡avancemos! ¡Queremos desarrollo! pero ¿a costa de qué, de quienes? pregunto yo. ¿Acaso el dinero, el poder, el uso de la fuerza puede más que los derechos humanos? Personas como estas de comunidades humildes indígenas, andinas, o afrodescendientes han sido cruelmente violentadas a lo largo de la historia. en algunos casos la complicidad de las empresas con los estados son los autores de atrocidades inhumanas todavía desconocidas en la sociedad civil y el mundo. En el caso de los hermanos tsimanes como el testimonio descrito, no importó la vida humana y sus derechos fundamentales. Fueron violentados hasta matar una vida. Prevaleció el interés económico ante el valor de la vida.  Lamentablemente, aunque estos pueblos preserven la vida para todos en el planeta todavía no son reconocidos y valorados como tal y mucho menos por los estados.

 

No olvidemos que los derechos humanos son universales e inalienables, son iguales, indivisibles e interdependientes. Nacemos con ellos. Nadie nos lo otorga. Los 30 artículos de la  Declaración Universal de Derechos Humanos y los tratados de DDHH plantean un marco esencial para que podamos exigir el cumplimiento de los derechos y apostemos por un cambio y transformación de la realidad mientras no seamos cómplices con el silencio, la inercia o intereses económicos.

 

Es por ello que hoy 10 de diciembre quiero recordar con fuerza que las Naciones unidas a partir de diversos informes alternativos presentados por la sociedad civil en etapa de revisión sobre el cumplimiento de los derechos humanos, ha hecho una serie de recomendaciones al estado boliviano. Entre ellas, desde el CERD 2024 hizo una recomendación específica para reconocer los derechos de este pueblo tsimane’ sector Yacuma tan vulnerado durante muchos años. lo cual obliga al Estado Boliviano a reconocer y otorgar sus derechos y garantizar su supervivencia física y cultural. Esta recomendación obliga a que el Estado realmente actúe de buena fe y demuestre voluntad política para garantizar los derechos de este pueblo dese las instituciones de estado correspondientes como el INRA. Ciertamente, se han iniciado algunos primeros pasos, sin embargo, es urgente y necesario que, por ser de justicia, se repare los daños causados a este pueblo con acciones muy concretas y se cumplan las recomendaciones en el plazo fijado.

 

Quiero seguir creyendo que es posible una vida digna para todos, que las personas podemos actuar de buena fe, que los niños puedan nacer sin estar endeudados, libres sin condicionamiento a ser esclavos, la mujer , la persona no sean objeto de mercancía sino sujetos de su propia historia y desarrollo, que las familias puedan reír y permanecer unidas en su lugar de origen, que no tengan que huir por la violencia forzada, que podamos consumir agua limpia, que el aire sea limpio y sano para las generaciones que están naciendo y vendrán, que el corazón humano volverá a su origen y hará las cosas bien. Todos somos guardianes de la vida, de la vida del hermano, del prójimo, de nuestra casa común. Ante la pregunta ¿dónde está tu hermano? (Gén 4,9) ¿qué responderemos?…

 

No podemos normalizar las muertes o asesinatos de quienes defienden causas justas. No podemos normalizar la corrupción, la mentira y la falsedad. Simplemente, creo que es posible mejorar nuestro mundo. somos todos un solo cuerpo, interdependientes con la naturaleza. el ser humano no existe sin su medio, somos unidad-comunión-armonía y es de allí que tenemos la posibilidad de contribuir a la transformación de nuestro mundo procurando un mundo vivible para todos.  Gracias a todos los que trabajan por defender la vida a través de los derechos humanos.  Gracias por aunar tantos esfuerzos por el bien de todos. Pues como decía un amigo, ¡los derechos humanos son la columna vertebral del evangelio! Es un compromiso de vida. En estos cuerpos humanos está impresa la imagen de Dios encarnada. En ellos su cuerpo sufriente. La Iglesia, Dios y los prójimos. En ellos clama la vida, sangra el dolor, confía la VIDA “Cuanto haces a cada uno de estos mis hermanos, a mí me lo haces…” ¡No perdamos la esperanza en que es posible un mundo diferente y bueno contigo! ¡Sumemos con ESPERANZA por un presente y futuro bueno para todos! ¡nuestro compromiso es ahora!