Frente a la reciente muerte en Brumadinho de una nueva víctima de la empresa minera Vale, la Red Iglesias y Minería suma su voz de protesta a las múltiples voces de la comunidad local e instituciones de la iglesia de Minas Gerais, para exigir justicia, reparación y rendición de cuentas por parte de la empresa y del Estado brasileño:

 

Red Iglesias y Minería se solidariza con la familia de Julio César y con todas las víctimas en Brumadinho

“los poderes económicos continúan justificando el actual sistema mundial, donde priman una especulación y una búsqueda de la renta financiera que tienden a ignorar todo contexto y los efectos sobre la dignidad humana y el medio ambiente” (Papa Francisco, Laudato Si 48)

Julio César murió enterrado por el mismo lodo tóxico que enterró y mató a 272 personas en Brumadinho el 25 de enero de 2019.

Casi dos años después, 11 cuerpos todavía no han sido encontrados. Todavía no se escucha a las familias de las víctimas, de cara a una reparación completa por las violaciones que han sufrido. Y, sin embargo, el barro tóxico de la Vale mata de nuevo.

El 18 de diciembre de 2020, Julio César, empleado de una tercerizadora de la empresa de Vale S.A., estaba trabajando en un área de desecho de materiales de la mina “Córrego do Feijáo”, cuando su retroexcavadora fue cubierta por el colapso imprevisto de una pendiente de dichos residuos.

El trabajador de 34 años deja esposa y un hijo de 3 meses.

La compañía sigue trabajando, mientras que a pocos cientos de metros todavía se encuentran cuerpos humanos enterrados sin despedida. Después de este nuevo accidente, el Municipio de Brumadinho suspendió la licencia para operar la mina: de nuevo, actúa sólo después que la muerte ha pasado.

Una vez más, los riesgos e inestabilidades de las estructuras y operaciones de la Vale se descubren sólo después de los accidentes. Una vez más, la prioridad son las actividades mineras, que amplían sus límites de seguridad hasta que la muerte suspende, por un momento, el ritmo frenético del extractivismo.

Se extrae dinero que se acumula en los capitales de la empresa[1]; se extraen la vida y los sueños de las personas; se extrae la paciencia y la resistencia de aquellos que todavía esperan tener sus derechos garantizados, palabra que el capital pareciera haber olvidado.

Desde las comunidades cristianas (equipos pastorales, congregaciones religiosas, grupos de reflexión teológica, laicas, laicos, obispos y pastores…) que formamos parte de esta Red, unimos nuestras voces a la iglesia de Minas Gerais y a las familias de las víctimas de Brumadinho y nos comprometemos a difundir y denunciar en nuestros países lo que la empresa VALE continúa haciendo en Brasil en complicidad con el Estado.

Exigimos, junto a ellos, justicia, reparación y rendición de cuentas ante todos los delitos sociales y ambientales de la minería.

[1] Vale reportó en el tercer trimestre de este año el mayor beneficio jamás registrado por una empresa que cotiza en bolsa para el período en América Latina: R$ 15.600 millones. https://www.noticiasdemineracao.com/empresas/news/1400423/lucro-da-vale-no-terceiro-trimestre-e-o-maior-da-hist%C3%B3ria-na-america-latina