Nos sentimos defendidos por el río. Él nos defiende a nosotros, está manifestándose por nosotros. Haciendo su propia protesta, con las montañas, el viento y los otros actores de la naturaleza. Por eso podemos asegurar, que no hemos perdido, porque la naturaleza hoy está ganando como actor y está ganando en la medida que se hace escuchar”, asegura Isabel Cristina Zuleta, líder del Movimiento Ríos Vivos para la Vida.

Hasta la fecha, las autoridades colombianas se resisten a aceptar que el mega proyecto Hidroituango, que intentó represar el gran río Cauca, es prácticamente un gran fracaso. La alerta roja que se mantiene desde el 28 de abril, cuando se produjo la primera obstrucción en uno de los túneles de desviación del río Cauca, se mantiene. El 12 de mayo se destaponó el túnel afectado, generando una creciente súbita del río, y fue entonces cuando “Empresas Públicas de Medellín” (EPM), decidió inundar la sala de turbinas para evitar una inundación mayor; cuatro días después se produjo otro imprevisto, cuando parte de las aguas del río comenzaron a salir por una galería de circulación de la represa.

El río Cauca es la segunda arteria fluvial de Colombia. Nace en el departamento del Cauca y desemboca en el río Magdalena en el departamento de Bolívar. En su recorrido entre las cordilleras central y occidental el río Cauca pasa por más de 180 municipios en los departamentos de Cauca, Valle del Cauca, Risaralda, Caldas, Antioquia, Sucre y Bolívar. La cuenca hidrográfica de aproximadamente 63.300 km² es el lugar de diversas actividades productivas como la industria azucarera, cultivo de café, generación de electricidad, explotación minera y agrícola.

“No estamos solos -reitera la lideresa- porque la naturaleza está hablando, está protestando junto a las víctimas de esta tragedia, ya anunciada, ya que hasta el momento no se nos ha permitido hablar a las víctimas”.

El Río Cauca se debe liberar y se debe escuchar a las comunidades.

“Nosotros necesitamos conocer la verdad, todas las verdades. La histórica, la verdad social, la verdad de las masacres, la verdad del desplazamiento. La primera necesidad es saber la verdad, la segunda, que se nos permitan hablar. Permítanle a la gente hablar. Permítanle al río, a la montaña, al viento, nadie habla del viento”, demanda Isabel Zuleta.

“Necesitamos sobrevivir. Reconstruir nuestra vida. Esperamos que sea respetando nuestra forma de vida y esperamos que vengan, nos visiten y nos ayuden a descubrir todas la mentiras de la que ha sido Hidroituango, que han pasado por encima de la gente, que  los valores por la vida y el respeto por la muerte se resalten, eso no tiene fronteras, así, como el agua no tiene fronteras, las montañas no tienen fronteras. Es muy importante que resurja una conciencia ética planetaria, necesaria para que se respete lo sagrado”.

“Necesitamos también de la ternura que significa la solidaridad -agrega Isabel- El hecho de sentir que estamos hermanados con muchos otros que están sufriendo y que en este momento van a acompañar este sufrimiento de esta manera”, nos alienta. Necesitamos de una solidaridad que nos ayude a expresar las verdades. Una solidaridad que nos ayude a visibilizarnos. No permitir que se oculte lo que estamos viviendo, pero también en acompañarnos en sobrevivir”.

Refiriéndose a la solidaridad por parte de la Iglesia, apenada y con  cierta indignación comenta “Hemos recibido la solidaridad de sacerdotes de Bogotá, porque allá (Antioquía) es muy difícil. Hay una iglesia muy conservadora, una iglesia que no está conectada con la vida, una iglesia que se desconectó de la gente, que nos abandonó”, afirma Isabel (1).

“Antioquia, es una burbuja, no se puede decir nada y nosotros siempre sentimos eso, que primero por dignidad teníamos que disentir, teníamos que decir no, que no estamos de acuerdo. Teníamos que disentir, pero, no podíamos decir no.”

Según refiere Isabel Zuleta, desde 2010, las comunidades se movilizaron en contra la obra y advirtieron el riesgo de Hidroituango. Sin embargo, no fueron escuchados y no recibieron atención del Estado.

En un recuento breve sobre la construcción de la hidroeléctrica, afirma, “primero anularon la existencia de la comunidad indígena y cuando uno no existe lo desparecen. Ese es el primer reto que teníamos, “que existimos”. Su discurso (del Estado) era, allá no queda nadie, allá no hay gente. Fuimos desplazados por el desarrollo, que es más cruel. Todo lo que quisieron borrar con el militarismo, hoy también, ocurre con esta tragedia. El 2012, dijimos va a haber avalancha, la montaña se va a venir. Nos dijeron que no queríamos desarrollo, que no sabíamos nada.”

En Colombia, “hay terror a la población organizada”, advierte, Isabel Zuleta. “Hay que desmantelar ese terror que no nos deja existir. Hay que escuchar el corazón del pueblo. Desmantelar Hidroituango. Tiene que haber otra manera de hacer este país”.

Cuando le preguntamos ¿Qué es lo que le mantiene en la lucha a Isabel Cristina Zuleta y a las víctimas de la tragedia de Hidroituango? ¿Qué es lo que les da fuerza y renueva al despertarse cada día?, Isabel nos habla de la belleza de la vida:

“Lo que me da fuerzas cada día y nos mantiene en la lucha, son las cosas bellas de la vida. El ver que hay gente tan bonita y solidaria. Por qué tendría que dejarme caer, si hay gente tan bella.  La naturaleza también es bella, árboles tan bellos. Hay un comportamiento hermoso de las guacamayas, hay una rana tan bella que está libre, o ver a los pichones, las aves, hay cosas que son absolutamente bellas, porque eso le da a uno tanta alegría, nada es más fuerte que eso. La belleza y el pan, con eso tenemos para resistir”, dice Isabel Cristina Zuleta, lideresa del Movimiento Ríos Vivos para la Vida.

En medio de la tragedia de Hidroituango, sentimos que hay un grito de esperanza del río Cauca, haciendo su propia protesta con las montañas, el viento y los otros actores de la naturaleza, junto a las comunidades. Podemos asegurar, que no hemos perdido, porque la naturaleza, hoy está ganando. Asegura Isabel Cristina.

(1) Al día siguiente de la entrevista con Isabel Cristina Zuleta, el obispo de Santa Rosa de Osos dio a conocer un pronunciamiento público de solidaridad y de denuncia a favor de las poblaciones afectadas por el mega proyecto Hidroituango: “Convocamos a las organizaciones eclesiales, empresas privadas, entidades, gremios, organizaciones no gubernamentales a practicar una solidaridad efectiva, que posibilite el acceso a la población afectada a los servicios básicos de salud, alimentación y protección psicosocial ante la angustiosa situación que viven en estos momentos”. http://caritascolombiana.org/wp-content/uploads/2018/06/Comunicado-Santa-Rosa-de-Osos-Hidroituango.pdf